Blog de artículos publicados en medios de comunicación.

23.2.14

MANDELA Y MUCHO MÁS

El tratamiento informativo y las declaraciones solemnes sobre el fallecimiento de Nelson Mandela y la rememoración de su trayectoria, dan para un tratado sobre el vaporoso enfoque de los acontecimientos históricos y el arte de la adulteración que es propio de nuestro tiempo. Es cierto que en muchos de los testimonios, homenajes y obituarios la admiración a su figura es esencialmente sincera y que su elevación a símbolo global permite afirmar con optimismo que el ideal compartido de progreso y justicia sigue inspirando a la humanidad. Otra cosa, sin embargo, es la coherencia con las aspiraciones ensalzadas y, sobre todo, la pretensión de modular a conveniencia el recorrido vital del homenajeado para ocultar tantas amargas verdades sobre el contexto en el que Mandela tuvo que desarrollar su batalla contra la iniquidad.

            Hemos visto representado a Mandela como héroe contemporáneo a la medida de los iconos deportivos o del espectáculo al uso de nuestros tiempos. Sea de forma intencionada o como mera repetición del esquema de comunicación imperante, el resultado es la ocultación o cuando menos la edulcoración de una historia hecha con dolor y resistencia, que, por otra parte, no es sólo la de Mandela y la de su altura moral. Con la puesta en escena por parte de medios y dirigentes occidentales, al personalizar en él los acontecimientos históricos y reducir a capítulos accidentales los años previos a la cárcel y a la victoria sobre el apartheid, lo que se muestra es una visión deliberadamente parcial. Como si la represión padecida por todo un pueblo o el carácter colectivo de la lucha contra la segregación racial fuesen cuestiones secundarias.  Como si Mandela fuese sólo el abuelo venerable y sabio de la parte final de su vida sobre el que se concitan unanimidades y reconocimientos, y no tanto el abogado defensor de las libertades civiles, el activista político, el líder clandestino de los movimientos de resistencia –lucha armada incluida- contra el apartheid o el referente del panafricanismo democrático y la lucha contra el necolonialismo. Como si el apartheid hubiese sido poco más que la separación por razas en autobuses y playas y no el despiadado sistema dispuesto a confinar a sangre y fuego a la mayoría de la población negra en los bantustanes, a utilizar la violencia para acabar con toda contestación, a desplazar forzosamente a millones de personas en el territorio, a reservar la ciudadanía a la población blanca condenando a la subordinación y a la miseria al resto. Como si el apartheid no guardase íntima relación con los intereses económicos asociados a la explotación de los recursos naturales, minerales y agrícolas, de los que tan rica es Sudáfrica. Como si el apartheid no hubiese sido tolerado o admitido como mal menor –con algunas prevenciones y distancias que imponía cierto escrúpulo moral ante su intrínseca maldad- por buena parte de los dirigentes occidentales en tiempos de la Guerra Fría en la que cualquier ficha del tablero global era determinante en el sanguinario juego de las superpotencias.

La memoria de Mandela no está completa si no se recuerda que, consciente de la ferocidad del sistema y de su imposibilidad de reforma, apoyó, invocando el legítimo derecho de resistir a la opresión, la lucha armada contra el apartheid. Si no se conmemora su compromiso y alianza con los movimientos de liberación en Angola, Namibia o Mozambique tenidos durante décadas por peligrosos subversivos por la doctrina oficial de los centros de poder occidental.  Si no se recuerda que fue tratado como terrorista por los líderes de los Estados cuyos sucesores le han rendido justos honores por su fallecimiento.


Su figura se engrandece porque supo ser combativo e indómito, contestatario e intransigente con la brutal injusticia del apartheid. Se agiganta por su generosidad y capacidad para el perdón y la reconciliación, interpretando con inteligencia y humanidad el ritmo de cada tiempo. Pero una faceta no se debe entender sin la otra, y ninguna de las dos se comprenden reduciéndolas a una lucha estrictamente personal, porque ésta necesariamente se enmarca en la emancipación colectiva de un pueblo.

Publicado en Fusión Asturias, enero de 2014.

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11.2.14

EL RÍO DE LA VARIANTE


La bendita indiscreción de un trabajador de las obras de la Variante de Pajares nos ha permitido acceder en video a algunas imágenes de las filtraciones de agua que, al parecer, tienen en jaque a los responsables técnicos del proyecto. Estoy a años luz de tener ningún conocimiento que me permita analizar con solvencia si se trata de un problema grave y en qué medida es susceptible de solución, y de saber si era o no evitable. Pero si nos atenemos a las informaciones publicadas, se desprende que el problema es serio -muy serio-, que se minusvaloró su relevancia, que no se adoptaron las precauciones necesarias, que viene de lejos, que su gestación y gestión afecta a responsables públicos de todos los colores políticos y que repararlo seguramente costará abundante tiempo y dinero. Dicho esto, hay que advertir también que, en nuestro pequeño universo regional, nunca cuestiones tan eminentemente técnicas, como las asociadas a la construcción de la Variante y las alternativas elegidas, han estado sometidas a tal escrutinio político y a opiniones orientadas, a veces incluso abiertamente tendenciosas. De ahí que, sin atesorar –y lo lamento- ningún conocimiento técnico, y para evitar que la confusión reinante le haga a uno partícipe del enredo, haya que tomar la debida distancia con el ruido que rodea este debate, tan ensordecedor como el de las fugas de agua que, en el video, riegan el túnel,.
Lo que sí que sé como potencial usuario el día que -¡al fin!- el nuevo trazado para superar la Cordillera se ponga en funcionamiento, es que tengo derecho a que se trate de un viaje seguro y no de un túnel de lavado. Se entenderá, supongo, que 25 kms. seguidos bajo tierra susciten al viajero el deseo de confiar en quien haya diseñado, proyectado, ejecutado y en quien vaya a conservar esta infraestructura. Que el movimiento de corrientes de agua altera el paisaje y el subsuelo de forma considerable es de conocimiento general, así que la primera duda que precisa ser despejada es la que concierne a la seguridad. A día de hoy, perdónenme los que saben, pero mete miedo.
Como ciudadano, además, tengo derecho a que se acabe de una vez la dinámica de declaraciones parciales y aparente pero inconsistente búsqueda de culpables (luego no se dirimen responsabilidades reales de ninguna naturaleza); y que, tan pronto como técnicamente se pueda, se detalle, alto y claro, si la solución es posible, cuánto va a costar al erario público y cuánto va a demorar la apertura de la Variante. En esta materia de infraestructuras, a ver si se enteran los responsables ministeriales que no queremos ensoñaciones y falsos calendarios (que han sido horriblemente dañinos para la credibilidad política en Asturias) sino un poco de rigor y verdades aunque sean dolorosas. Cualquier asturiano mínimamente cabal sabe que una inversión tan formidable como la Variante no es cosa sencilla, que no se justifica en términos del tamaño de la población beneficiada sino de cohesión territorial y que además estamos en tiempos de dificultades para la inversión pública. Pero lo terriblemente disolvente sería que el túnel horadado resultase inútil durante años, o diese un servicio parcial o que acabásemos aceptando la normalidad del aquapark del video.
Si tiene solución, lo que es de suponer, que se arregle en cuanto se pueda y que vengan las explicaciones necesarias. En la génesis del problema mucho habrá probablemente de la perversa dinámica seguida en la contratación y ejecución de obras públicas en España. Y otro tanto sobre el ansia de dar respuesta a la opinión pública aunque se sustente en falsas expectativas. Lo que queremos es simple: que la Variante abra de forma segura y fiable; que se desgranen costes y sobrecostes; que se analicen a fondo los problemas técnicos, administrativos y políticos detectados; y también –no hay que olvidarlo- que nos expliquen qué incidencia medioambiental ha tenido la afectación a manantiales y arroyos –y ecosistema, a la postre- de la montaña sacrificada.

Entre tanto, no sé si peco de receloso, pero tengo esa amarga sensación, calada hasta los huesos –como los de los operarios del tajo- de que no nos están diciendo ni la mitad de la verdad.

Publicado en Asturias24, 22 de enero de 2014.

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9.2.14

TRES ABOGADOS SAHARAUIS

Sólo atendiendo a su capacidad de resistencia y su disposición para superar las dificultades se puede comprender en su amplitud la historia de Mohamed Lahbib Erguibi, Mohamed FadelLeili y Mohamed Boukhaled, con los que pude departir largamente en Casablanca hace unos días. Son tres abogados que se han destacado por defender ante los tribunales marroquíes a los activistas y defensores saharauis de los Derechos Humanos y que batallan diariamente con los medios que el Derecho les provee, en un contexto particularmente difícil y en un sistema donde predomina la arbitrariedad cuando de causas que afectan a saharauis se trata. Téngase en cuenta que la base de la extensión de la jurisdicción marroquí sobre el territorio saharaui es una situación de hecho (el control del territorio por la potencia ocupante, a despecho de la legalidad internacional) e impuesta por la fuerza desde el abandono de la potencia administradora –España- sin haber culminado el proceso de descolonización. Es decir, cualquier atisbo de justicia para los saharauis que se ven inmersos en un procedimiento penal a resultas de sus actividades políticas o sociales es, sobre todo, fruto de la presión internacional y de las redes de solidaridad, porque como vienen demostrando las misiones de observación de la Asociación Internacional de Juristas por el Sahara Occidental (IAJUWS), el respeto a las garantías procesales elementales brilla por su ausencia. Como es fácil imaginar, ser abogado defensor de los encausados saharauis no es, en estas circunstancias, nada fácil.
Pero no sólo su entrega en el ejercicio de la defensa les caracteriza; ésta no puede entenderse sin analizar el amargo origen de su compromiso. Los tres fueron durante años -16, nada menos- prisioneros en las cárceles marroquíes, a resultas de la ocupación del Sahara Occidental, una buena parte de este periodo en un centro de detención clandestino en Kalaat M´gouna, sin que sus allegados tuviesen conocimiento de su situación y sin que el Estado reconociese su situación de privación de libertad, características definitorias de la situación de desaparición forzada.  Producida su liberación, en el contexto de esperanza tras los acuerdos de paz de 1990-1991, emplearon su tiempo y esfuerzo en adquirir la formación necesaria para acceder a la titulación y a la profesión de abogado. Ante el mantenimiento de la ocupación, el recrudecimiento de la represión y el surgimiento de nuevos movimientos sociales entre la población saharaui para hacer valer sus derechos, han hecho de su profesión un instrumento para proveer de defensa a todos aquellos a los que el Estado ocupante pretende infligir la represión institucionalizada que sigue a la violencia de las fuerzas de seguridad.

Cuesta a veces imaginar cómo estos tres abogados han conseguido sobreponerse hasta el punto de situarse en la vanguardia de la defensa jurídica de los saharauis. Muestra de que, de todas las conquistas del ser humano, la de la propia voluntad es la más hermosa de todas, porque es la que abre las puertas a las realizaciones más valiosas.

Publicado en Asturias24, 7 de enero de 2014.

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