QUE ALGUIEN HAGA ALGO
A
primera vista, que una ciudad cuente con 247.000 metros cuadrados de suelo
público disponible en dos puntos cardinales distintos para redefinir la trama
urbana del futuro es una oportunidad única de transformación como hay pocas en
la historia de un municipio medio. Si a eso se junta que una parte de las
edificaciones existentes pueden preservarse para un nuevo uso, pueden
encontrarse ventajas adicionales para el cambio de destino. Claro que también
puede uno verse abrumado por la situación y frotarse los ojos incrédulo por el
incierto futuro mientras el abandono se come media ciudad; o entretener al
personal con continuas disquisiciones y preservar en el lanzamiento de
reproches a otros responsables políticos mientras la hiedra crece. En esta
disyuntiva histórica se encuentra la ciudad de Oviedo, y aquí el adjetivo es
merecido: el futuro de la ciudad se juega en El Cristo y La Vega y de
momento los poderes públicos pierden por
incomparecencia.
Se
trata de articular la planificación urbanística necesaria; poner en
coordinación a la Administración local, autonómica y estatal (determinante en
La Vega y con intereses en El Cristo); decidir qué edificios se indultan y qué
finalidad se alberga para ellos (tirarlos todos parece un exceso y un derroche);
recuperar espacios para la ciudad (abrirlos en La Vega, cerrada a cal y canto)
y evitar su conversión en pueblo fantasma; llevar a la práctica todas las
decisiones; y hacerlo con escasos recursos públicos, sin iniciativa económica
privada que apoye (o interfiera, según se mire) y con la participación activa
de la ciudadanía, que tiene pleno derecho a intervenir de la forma más directa
posible en este debate. Nadie dijo que fuese fácil.
A muchos
parece asustarles este reto y razones hay para ponerse en lo peor, porque entre
los infinitos prolegómenos, la indecisión colectiva y el tiempo perdido, el
problema ya está aquí, con toda su crudeza. En el caso del traslado del HUCA,
hace años que deberían estar definidos los nuevos usos y ya tendría que estar en
vigor la modificación del planeamiento urbanístico. En cuanto a La Vega, se
veía venir que de la defensa numantina del mantenimiento de la actividad
industrial se pasaría a un inevitable cierre de las instalaciones: por mucho
que nos duela, tenía toda la lógica económica que la empresa prescindiese de
una de las dos fábricas de su municipio. Durante años, sin embargo, ha sido
tabú preguntar siquiera qué iba a pasar el día después del abandono por General Dynamics y a quien se ha atrevido a evaluar posibles alternativas se le ha
acusado poco menos que de propiciar el cierre.
No obstante,
va siendo hora de tomarse en serio, con suficiente determinación y capacidad
resolutiva, los retos que afronta la ciudad. Marcarse unos plazos, cuando
menos, para poner un límite temporal a la fase deliberativa y de aproximación,
y no enredarse con un debate que puede ser eterno. Y, especialmente, que todas
las Administraciones pongan las cartas sobre la mesa sobre lo que están
dispuestos a hacer y los recursos que están en condiciones de aportar, porque
de lo contrario cualquier planteamiento no pasará –como ha sucedido hasta
ahora- de bienintencionadas conjeturas. ¿Quiere el Ayuntamiento obtener la
cesión de los terrenos de La Vega y está el Ministerio dispuesto a entregarlos
sin contraprestación? ¿Está la Universidad -que apenas tiene cuartos para subir
la persiana todos los días- verdaderamente interesada en ampliar o unificar
espacios en El Cristo? ¿Va a ejercer el Ayuntamiento sus competencias
indelegables en materia de planificación urbanística, que es al final de lo que
se trata? ¿Quiere el Principado de Asturias dar algún uso en materia de
servicios sociales o justicia a algún edificio del antiguo HUCA? ¿Tiene el
Ayuntamiento voluntad de dotar de contenidos culturales o de habilitar espacios
para el emprendimiento a las naves ociosas de La Vega? ¿Se va a contemplar
alguna partida presupuestaria para todo ello? Y sobre todo, ¿va el Ayuntamiento
de una vez por todas a adoptar la posición de liderazgo que los ovetenses
precisan en este asunto?
Si de aquí a
unos meses quienes tienen que comenzar a responder las preguntas cardinales
sobre esta cuestión siguen sus maniobras de distracción, preparémonos para
tener durante años parte de la ciudad, en particular el suroeste, como
escenario para el rodaje del documental “La vida sin nosotros”. Si la pasividad
persiste, no habría que descartar soluciones drásticas del estilo de los
grandes parques que propone el experto en economía urbana y regional Fernando Rubiera; unido a una invitación a llevar “La Madreña” a alguno de los edificios
sin uso.
Publicado en Asturias Diario, 5 de julio de 2014.
Etiquetas: ayuntamiento de oviedo, desarrollo local, El Cristo, espacios públicos, la vega, oviedo, política, urbanismo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home