Blog de artículos publicados en medios de comunicación.

4.12.06

URBANISMO SALVAJE

Parece que al fin a sociedad espa?ola va cobrando conciencia sobre la magnitud del disparate urbanístico que en los últimos a?os ha convertido todo un país en terreno urbanizable, salvo excepciones. Ha tardado más de lo deseable la opinión pública en reaccionar, los medios de comunicación en afrontar el debate, y las instituciones públicas en abrir una reflexión sobre el camino que llevamos. Y es que el devenir del desarrollo urbanístico en Espa?a es sobre todo una historia de paradojas de un tiempo a esta parte. Entre 1990 y 2005 la superficie urbanizada se incrementó en un 40%, pero la población en Espa?a no creció, sin embargo, al mismo ritmo, sino que lo hizo en un 14% (de 38,8 millones de habitantes a 44,1). El parque inmobiliario espa?ol es más vasto que nunca, con 12 millones de viviendas construidas en tres lustros, pero la multiplicación de la oferta no ha afectado al precio de la vivienda, que entre 1996 y 2004 se incrementó ocho veces más que el crecimiento del salario medio. Nunca hubo tantas viviendas en pie y nunca antes tantos jóvenes tuvieron las sobrehumanas dificultades para acceder a este bien de primera necesidad. Pese a que se han intensificado los controles legales, se ha desarrollado la normativa relativa a la protección del medio ambiente, y las exigencias administrativas son superiores, se ha producido aún así una vía de agua de enormes dimensiones en nuestro sistema jurídico, que se cifra en 100.000 viviendas ilegales, horadándose igualmente la confianza en los encargados de velar por el cumplimiento de la ley.
Asturias no se ha librado de estas fiebres, aunque la calentura no ha sido tan aguda en esta tierra. Pese a ello, tenemos algunos ejemplos que nos hablan de este exasperante desatino urbanístico. El caso de Oviedo es paradigmático. A pesar de contar con no menos de 14.000 viviendas vacías, y a pesar de que en 2004 aún no se habían desarrollado o edificado, respectivamente, 1/3 de los suelos clasificados entonces como urbanizables o urbanos, se procedió en 2005 a revisar el planeamiento urbanístico ampliando los suelos urbanizables de forma muy notable, en todo el municipio, afectando a entornos eminentemente rurales como San Claudio, La Manjoya o Las Caldas. Aunque la capital cuenta con un 16% de los edificios en situación de conservación deficiente, una cifra alarmante, en lugar de primar la rehabilitación se apuesta por seguir reclasificando y edificando, convirtiendo el entorno rural del municipio en hábitat en peligro de extinción.
Si en Oviedo o en cualquier otra ciudad mediana o grande hay viviendas suficientes para albergar a los jóvenes que demandan piso; si miles de viviendas están vacías y sin embargo se sigue construyendo, ?sobre qué podrido eje gira esta lógica perversa que convierte el derecho a un techo en un privilegio y el suelo en objeto de mercado antes que en bien social? Los factores determinantes posiblemente sean, principalmente, tres. En primer lugar, la inversión especulativa de capitales ávidos de rendimientos fáciles y que no están dispuestos a jugársela en sectores productivos con mayores riesgos. En segundo lugar, la privatización de la ordenación del territorio y el urbanismo, fruto de la incapacidad y el desinterés (cuando no la connivencia) de los responsables municipales para hacer valer los intereses colectivos frente a los intereses empresariales particulares. Y, en tercer lugar, la generalización entre los sectores de rentas altas y medias-altas de la inversión inmobiliaria como opción económica para obtener rendimientos (de la futura venta, de los arrendamientos correspondientes, etc). Conviene decirlo aunque sea incómodo: la acumulación de propiedad inmobiliaria es cosa de grandes constructoras, cierto, pero también de algunos sectores privilegiados dispuestos a pescar en el río revuelto del frenesí urbanístico, sin pararse a pensar en las consecuencias sociales de sus decisiones o en la legitimidad moral de las plusvalías obtenidas.
El urbanismo salvaje no tanto causa del problema, sino consecuencia de algunas ambiciones desmedidas; de la admisibilidad social y legal de plusvalías fuera de lo razonable; y de la consiguiente especulación planeada por una minoría en perjuicio de la mayoría.
Publicado en el suplemento de Asturias de "Revista Fusión" - diciembre de 2006