Blog de artículos publicados en medios de comunicación.

19.11.06

LOS DINEROS DE LA SOF

Los presupuestos municipales para 2007 contemplan una congelación de la transferencia que el Ayuntamiento de Oviedo realiza a la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), que se mantendrá en 2,2 millones de euros. El dato no tendría mayor interés si no fuese porque el Equipo de Gobierno del PP piensa saltarse a la torera un a?o más sus propias previsiones, tal y como ha hecho en los últimos a?os. Veamos algunos datos.
En 2004 y 2005 el desfase presupuestario en lo relativo a las transferencias municipales a la SOF superó el millón de euros. En 2004 la previsión era que la SOF recibiese 1,5 millones de euros de las arcas municipales y finalmente se transfirieron más de 2,5. En 2005 la previsión era de 2 millones de euros y la transferencia superó los 3 millones de euros. En el ejercicio 2006, aún en curso, se estableció una aportación municipal de 2,2 millones de euros y con total seguridad se superará esa cifra nuevamente en más de un millón de euros.
Cuando un Equipo de Gobierno municipal establece unas previsiones de transferencias a la SOF que continuamente se sobrepasan en más de un millón de euros, o el Concejal de Festejos y Presidente de la SOF es un manirroto al que no le duelen prendas en desenfundar la chequera para cualquier actividad que le caiga encima, o el Concejal de Presupuestos dise?a unas cuentas municipales a sabiendas de su irrealidad, sin que le importe ni mucho ni poco que se cumplan las partidas de gasto establecidas. O quizá las dos cosas.
?Cómo se entiende este permanente desfase en el gasto de la SOF? Esta entidad ha pasado de representar las inquietudes festivas de los ovetenses a ser una sociedad puramente instrumental en manos exclusivamente del Ayuntamiento de Oviedo. A través de la SOF, el Equipo de Gobierno tiene una vía de escape a los controles y la rigidez propia del funcionamiento administrativo. Abusando de la naturaleza jurídica privada de la SOF, se le encarga a esta entidad que organice no sólo las actividades festivas tradicionales de nuestra ciudad, sino también cualquier fasto que la ocasión requiera, generalmente para dar mayor autobombo al propio Equipo de Gobierno y al Alcalde de Oviedo. Algunos pinceladas pueden corroborar esta afirmación: la SOF gastó 122.000 € en la celebración del último título de Fernando Alonso, para un acto de quince minutos; otros 206.000 € en las campanadas del pasado fin de a?o; y más de 220.000 €, por ejemplo, en la fugaz apertura provisional por un mes del Palacio de los Ni?os que tuvo lugar durante la campa?a electoral de 2003.
El problema radica en que para el PP, la SOF vale para un roto y para un descosido, sin pararse a reflexionar en los límites de la instrumentalización de esta entidad. Poco importa si se desvirtúan los objetivos de la SOF o si la masa social de la misma ha descendido vertiginosamente hasta los 4.000 socios, que ni pinchan ni cortan. Se trata de tener a mano una entidad a través de la cuál mantener una política de pompa y boato –muchas veces rozando el kitsch- a mayor gloria del Equipo de Gobierno municipal.

Publicado en Oviedo Diario, 18 de noviembre de 2006.

13.11.06

BIENVENIDA A “ASTURIAS CON OTRO ACENTO”

La publicación de “Asturias con otro acento” es una excelente noticia por muchas razones. En primer lugar, porque es síntoma del dinamismo de la comunidad inmigrante, y de su disposición a participar activamente en el debate público y en la vida política, social y cultural de Asturias. En segundo lugar, porque permite a los asturianos conocer otras voces y opiniones sobre la realidad del fenómeno inmigratorio, y, con ello, romper estereotipos y prejuicios. Y, finalmente, porque la presencia de inmigrantes en Asturias, y de medios de comunicación centrados en la realidad migratoria, significa que nuestra comunidad se moderniza, está cada vez más conectada con los cauces de la globalización, y se vincula con los procesos que mueven (y a veces agitan) el panorama mundial.
Las migraciones transformarán la realidad de Asturias, una vez más. No olvidemos que la emigración y la inmigración jalonan nuestra historia y la nutren de experiencias vitales, no siempre dichosas. A finales del siglo XIX y principios del XX, la emigración de decenas de miles de asturianos a otros países, principalmente a Latinoamérica, constituyó un desgarro social y cultural de primera magnitud, que, sin embargo, deparó con posterioridad la obtención de preciados resultados para Asturias: por un lado, las inversiones de los llamados “indianos” dinamizaron el mundo rural asturiano; y, por otro lado, el vínculo afectivo, económico y cultural entre Asturias y los países de acogida de los asturianos, es un valor inconmensurable que llega a nuestros días y que pervive en la memoria colectiva, aunque precisa ser evocado para ahuyentar cualquier tentación de olvido. Durante el siglo XX, especialmente en los a?os de mayor desarrollo industrial, inmigrantes procedentes de otros lugares de Espa?a acudieron a esta tierra para alimentar con su esfuerzo a las factorías asturianas; muchos echaron raíces en Asturias. En estos últimos a?os, jóvenes asturianos con cualificación formativa buscan mejores expectativas y nuevas experiencias de realización profesional en otras ciudades, no sólo de Espa?a. Son tres estampas de una constante de nuestra historia, los movimientos migratorios, presentes en el devenir de los pueblos como elemento consustancial a la realidad humana. Asturias debe afrontar los retos y oportunidades que ofrece el fenómeno inmigratorio actual, teniendo muy presente que otros a los que nos debemos emigraron antes para contribuir a nuestro bienestar.
La intensificación del flujo inmigratorio proseguirá en Asturias, y será en cada ámbito local, en cada calle y cada barrio, en donde se desarrollarán los procesos de integración y convivencia, o por el contrario de exclusión y segregación. Para obtener réditos positivos de este fenómeno, serán precisas políticas públicas de alcance y un compromiso político favorable a la acogida y al reconocimiento de los derechos de los inmigrantes. Pero, sobre todo, será imprescindible que los propios inmigrantes actúen como agentes de cambio, asumiendo y reivindicando su participación cívica en la toma de decisiones, integrándose en dinámicas de compromiso con el progreso común de una nueva comunidad, suma de dos colectividades, la nativa y la inmigrante, que tienen en común muchos más elementos –sobre todo las aspiraciones de dignidad y futuro- que aquellos que las separan.
En ese proyecto conjunto que a todos convoca, los medios de comunicación como “Asturias con otro acento” jugarán un papel decisivo, promoviendo el debate público, dando protagonismo a los propios inmigrantes y situando la integración intercultural en la agenda política y social de Asturias.

Publicado en el periódico quincenal "Asturias con otro acento", 6 de noviembre de 2006.

12.11.06

CUIDADO CON LA ISLAMOFOBIA

Vuelve el Sr. Iglesias Caunedo de un viaje a Israel, en representación del Ayuntamiento de Oviedo, con algunas certezas absolutas que nos confiesa en un artículo publicado en LA NUEVA ESPA?A. Enhorabuena por ellas, pero, ?de verdad cree en tales verdades incuestionables? ?No cree que ofrecer sus certidumbres como irrebatibles le acerca a aquellas ideas fundamentalistas que crítica?
Su primera verdad revelada es que el mundo islámico es, en esencia, incivilizado, arcaico y desigualitario. Empieza generalizando y simplificando. Los países y comunidades de mayoría musulmana son muy diversos (desde Indonesia a Marruecos o desde Bosnia-Herzegovina a Nigeria), y en ellos mismos se producen también contradicciones derivadas de una pluralidad incuestionable. Hay formas diferentes de analizar y entender los preceptos islámicos, y continuas controversias sobre las relaciones entre el poder civil y el poder religioso. Además, en muchos de los países de mayoría islámica también existen otros grupos que profesan otras confesiones o no profesan ninguna. Por supuesto, en estos países se producen evoluciones (e involuciones, que duda cabe) en relación con la protección de los derechos humanos de todas las personas. Es evidente que el menor desarrollo económico de esta zona del mundo introduce dificultades adicionales, empezando por el refugio en identidades cerradas frente al terceros.
Pero, siguiendo el consejo cristiano, miremos antes la viga en el propio ojo. El mismo proceso y las mismas contradicciones ocurren en los países de mayoría cristiana, aunque sobre otras circunstancias bastante más benévolas. Revisemos el impacto de los movimientos religiosos en la política norteamericana, con Bush invocando a Dios como su aliado para expandir su guerra santa en Iraq. Analicemos el refugio en identidades excluyentes acaecido en Europa, asolada en el siglo XX por los estragos del nacionalismo visceral. O, por quedarnos más cerca, advirtamos el persistente intento de la Iglesia espa?ola de determinar las leyes relativas a la educación o el matrimonio civil. No olvidemos que hasta hace cuatro días en Espa?a estaba consagrada legal y socialmente una feroz desigualdad entre hombres y mujeres.
La democracia y el Estado de Derecho claro que están más consolidados en la llamada sociedad occidental, por fortuna para aquellos a los que el azar nos ha deparado nacer aquí, pero en algunas cuestiones no estamos tan lejos del Sur, y en muchas otras no podemos alardear de superioridad moral, precisamente. Desprenderse de imposiciones religiosas y culturales arcaizantes no es un proceso sencillo, y, sobre todo, requiere alternativas moralmente más elevadas que aquellas que se abandonan. Hasta el momento, la opción que las potencias occidentales han sugerido al mundo islámico ha sido, el yugo del colonialismo, primero, y la losa del neocolonialismo después.
Su segunda evidencia incuestionable es que la izquierda es relativista y permisiva con la doctrina islamista, trayendo a colación la conflictiva realidad de Oriente Medio. No comparto en absoluto esta percepción. El vector principal de cualquier corriente de la izquierda moderna es, precisamente, el igualitarismo (respetando la libertad individual) y el universalismo. La consideración del ser humano como titular de una serie de derechos incuestionables, independientemente de la tradición de la que provenga, y sin que ninguna excepción cultural justifique un trato discriminatorio a cualquier individuo, es una se?a de distinción de la izquierda democrática. Este universalismo precisamente se refleja no sólo en la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, sino también en la regulación de las relaciones internacionales a través del sistema de las Naciones Unidas. El multilateralismo, el respeto a la legalidad internacional, y el progreso colectivo basado en el apoyo mutuo son precisamente las bases de la doctrina que José Luis Rodríguez Zapatero expuso en su planteamiento de la Alianza de las Civilizaciones, denostada por el mismo Partido Popular que respalda el unilateralismo de la superpotencia, resta importancia al cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas en Irak y Oriente Medio, y alienta la desconfianza entre el mundo occidental y las sociedades de mayoría musulmana.
Las firmes convicciones expuestas por Iglesias Caunedo, lamentablemente, se parecen mucho a los tópicos y las consignas que difundidas por la FAES y el pensamiento neocon. Personalmente, me quedo con mis infinitas dudas y mi proceso de aprendizaje, antes que con las certezas de Iglesias Caunedo. Aunque una seguridad si que tengo: la islamofobia que late detrás de las palabras de Iglesias Caunedo es tan peligrosa como el propio fundamentalismo islámico o el antisemitismo. Cuanto menos, se parecen mucho: revelan la misma miopía.
Publicado en el suplemento "Oviedo y centro" del diario La Nueva Espa?a, 11 de noviembre de 2006.

4.11.06

DESCUBRIDORES DE PLACAS

Un amigo mío, que recientemente se ha convertido en pariente, me contó el otro día como la llegada del primer televisor al escaparate de una tienda de electrodomésticos en el pueblo de su infancia, echó por tierra cualquier atisbo de reverencia a gobernantes y poderosos. Aquel crío de hace unas décadas no cesaba de escuchar que tal o cuál alcalde, gobernador civil, delegado del Movimiento, ministro o general(ísimo) había descubierto una placa, un día en el Parque de Turón, otro en el Retiro madrile?o y al día siguiente en la nacional radial VI. Se figuraba en su candidez que los honores que dispensaban a los próceres eran una recompensa a su mágica y habilidosa capacidad para hallar lo que a otros estaba oculto. Descubrir una placa vendría a ser en aquel ni?o algo similar a sacar a la luz la Piedra Roseta o la Dama de Elche; como no honrar, por lo tanto, al audaz arqueólogo. La creciente sospecha que ocasionaba que siempre fueran los mismos aquellos presuntos exploradores se confirmó con la primera televisión, al contemplar aquel evento: simplemente se trataba de descorrer una cortina tras la que aparecía la dichosa placa, que para más inri tenía grabado el nombre del descubridor, acto que proseguía con aplausos y discursos inflamados. El día del desenga?o, feliz al fin de cuentas, comenzó el principio del fin de la ingenuidad política de aquel crío.
Unas décadas después, difícilmente se podrá producir el mismo espejismo, vista la práctica habitual de contemplar, por las infinitas pantallas que nos rodean, la colocación o descubrimiento de placas en toda obra o instalación pública que se precie. Esta costumbre, que evidentemente no es sólo asturiana, tiene fieles seguidores en todas las administraciones, y pocos se libran realmente de esta tendencia; pero tiene en algunos políticos de derechas a los campeones del autobombo. Un ex ministro asturiano metido ahora a marchante de arte se dedicó a inaugurar prospecciones y sembrar esta tierra de monolitos con su nombre y primeras piedras, que muchas veces no tuvieron su segunda y subsiguientes. Por su parte, el Alcalde de Oviedo ha alcanzado tal grado de megalomanía que ha poblado los centros sociales de la capital de fotografías presuntamente artísticas y al mismo tiempo presuntamente realizadas por él; esto no es extra?o en esta curiosa personalidad, que incluso llegó a creerse en el derecho de indicar a los ovetenses cuál debía de ser su equipo de fútbol.
Volviendo al asunto, es cierto que resulta razonable, y hasta justo, que los gobernantes muestren a la ciudadanía sus logros y pretendan dar a conocer su gestión, subrayando quien impulsó o finalizó tal o cual equipamiento público. No me molestan demasiado algunas vanidades u orgullos, si quien hace gala de los mismos tiene realmente motivos, trayectoria y gestión que exhibir. Ahora bien, posiblemente hace tiempo que se ha sobrepasado con creces el límite de lo prudente en este capítulo. Si la acción política se circunscribe a un permanente marketing electoral y se vincula exclusivamente a lo inmediático (el palabro es de Felipe González), el espacio para la reflexión ideológica y para la discusión de programas se reduce correlativamente. Si al ciudadano se le marea, un día sí y otro también, con oleadas de placas conmemorativas, publicidad institucional y merchandaising oficial, lo que se acaba consiguiendo es un cierto hastío por saturación del personal, y, en el peor de los casos, una inevitable comparación entre el representante público y el comercial de cualquier crecepelo milagroso. No olvidemos que el líder político o el representante ciudadano no tiene que vender nada a nadie, y ni siquiera persuadir con a?agazas, sino convencer con el uso de la palabra, la razón, la dación de cuentas y, sobre todo, el diálogo sincero con aquel a quien se aspira a representar democráticamente.Urge por lo tanto una reflexión entre los partidos políticos, sobre el tipo de lenguaje y los medios utilizados en la pugna cotidiana. No se trata de impartir teoría política todos los días; pero tampoco de banalizar hasta convertir la cosa pública en un debate sobre quien lava más blanco.

Publicado en el suplemento de Asturias de Revista Fusión. Noviembre de 2006.