Blog de artículos publicados en medios de comunicación.

20.12.07

TRIBULACIONES DEL FAR WEST

Uno de los principales retos de Asturias posiblemente sea la cohesión territorial. A pesar de contar con una superficie relativamente pequeña (10.603,57 km2), la diversidad de territorios, la difícil orografía, y sobre todo la concentración de población y actividad en el Área Central provocan que una buena parte de los municipios de las alas queden fuera de los polos de atracción y centros de decisión en materia económica, política o cultural. Asturias es pequeña, pero diversa y compleja, y entre sus 78 concejos muchos luchan simplemente por no quedar a merced de la despoblación o el envejecimiento, convirtiéndose en un desierto verde lleno de historias antiguas, con más pasado que futuro. Es cierto que en los últimos años mucho se ha hecho para revalorizar el mundo rural asturiano, y que además la brecha causada por las dificultades en las infraestructuras de comunicación poco a poco va disminuyendo. Pero la dinámica parece difícil de resistir para muchos pueblos y villas que, a cuentagotas, ven escapar su aliento.
A esta tendencia que tanto cuesta combatir se une, en algunos casos, una cierta sensación de desamparo institucional y de indiferencia del resto de la Comunidad. Posiblemente eso suceda especialmente en el Occidente asturiano, que alguno ha calificado con cierta retranca como nuestro Far West particular. La comarca entre el Eo y el Navia, Emtrambasauguas aún la llaman los románticos, tiene un vasto territorio y una población menguante, sobre todo en el interior pero también en la propia costa. Las infraestructuras de transporte son, con mucho, las peores de Asturias, aunque hayan mejorado y las perspectivas sean más halagüeñas. La dotación en equipamientos y servicios públicos es digna pero insuficiente para toda su extensión. Pero lo peor no son estas carencias, inevitables en buena medida, sino la impresión que muchos de los ciudadanos de esta parte de Asturias no pueden evitar: se sienten en cierto modo fuera de juego, ajenos al discurrir de la vida pública, social y económica asturiana, un poco dejados de la mano de Dios, dirían los más pesimistas; y, por consiguiente, incipientemente cansados de esa desidia que les sitúa no sólo en la periferia geográfica sino también en la periferia de la agenda política.
Lo preocupante es que seguramente tengan bastante razón. El discurso oficial y la imagen promocional que se estila en Asturias tiene más que ver con la Asturias central y oriental que con la del Navia-Eo. La falta de aprecio por los poderes públicos es un hecho. Y la desatención a los problemas comunes y rasgos identificativos de este territorio es común en la generalidad de los dirigentes regionales. Por fortuna esto no ha hecho merma en el sentimiento de asturianía de los eonaviegos, robustecido si cabe por oposición a determinadas veleidades que provienen del otro lado de la Ría del Eo -que ahora algunos quieren rebautizar con la tautológica denominación Ría de Ribadeo- y por la activa militancia asturiana de algunos colectivos culturales como Xeira o Rapalcois. Mención aparte merece la situación de la fala o gallego-asturiano, denominación ésta última utilizada por la Ley de Uso y Promoción del Bable/Asturiano; se trata de una lengua de transición que sigue muy viva y que es utilizada como vehículo normal de expresión por muchos habitantes de esta zona. Pese a ello, las administraciones públicas han optado por ignorarla, bien subsumiéndola directamente en la lengua gallega, o bien considerándola una variante de la lengua asturiana, sin analizar su especificidad ni otorgarle la protección que merece como instrumento de expresión oral de miles de asturianos del Occidente.
Es tiempo, por lo tanto, de reforzar la integración de todas las Asturias, y de hacer partícipes a todos los territorios que la componen del mismo proyecto común. Quizá para ello sea necesario que muchos asturianos reconozcan –reconozcamos- que ni siquiera hemos sido capaces en todos estos años de recorrer y conocer las múltiples caras y realidades de nuestra propia tierra.
Publicado en Fusión Asturias, diciembre de 2007.