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15.4.06

RECUERDOS DEL CAPITANÍN

Van ya dos a?os desde el fallecimiento de Avelino Cadavieco. En agosto de 2000, el que fuera el más joven Capitán del Ejército de la II República, nos dejó, quedando, imborrable, la huella de su ejemplo de militancia y sacrificio.
Avelino era El Capitanín, un histórico socialista ovetense que combatió en la Guerra Civil y sufrió las consecuencias de la derrota, la prisión y persecución política. Avelino era también el esforzado militante que junto con otros memorables clandestinos, reconstruyeron el socialismo en la capital asturiana. Avelino era, sobre todo, una referencia continua de tenacidad y capacidad de lucha para los socialistas ovetenses y asturianos.
Avelino Cadavieco, era, además, Presidente de Honor de las Juventudes Socialistas de Oviedo (JSO). Los cargos honoríficos pretenden ofrecer un ejemplo, un símbolo de las actitudes y valores que la organización, en este caso JSO, busca proseguir y llevar a la práctica cotidiana en la acción política. En este sentido, Avelino representaba para nosotros el inmenso tesoro de la coherencia y perseverancia en la defensa de las ideas de justicia e igualdad. Avelino era portador, además, de la necesaria habilidad para aprender de cada tiempo, de cada situación, de las nuevas realidades, lo necesario para comprender que la evolución social y política requiere que, con perspicacia, integridad e inteligencia, las organizaciones políticas sepan estar a la altura de las circunstancias ofreciendo respuestas a las carencias de la ciudadanía en cada momento. Sobre la base de los principios de libertad, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad, diálogo, etc. que inspiraron su actividad política, y que son los que la izquierda ha defendido históricamente, los jóvenes socialistas pudimos aprender mucho de Avelino, de su trayectoria, de lo que representaba, y sigue representando, como compa?ero fraterno en esta batalla, que es también la nuestra, por una sociedad mejor.
Desde la marcha de Avelino, las JSO no contamos ya con el apoyo inquebrantable de nuestro Presidente de Honor; no tenemos su calor de compa?ero y amigo. Pero tenemos su ejemplo, y el inconfundible sentimiento de estar unidos en la historia, esa cotidiana construcción de un futuro, por la misma causa. Y esos recuerdos del Capitanín nos sirven como apero de trabajo, como semilla para continuar la lucha. Porque pensamos que, como dice Benedetti, la militancia también es una memoria de elefante.
Publicado en El Comercio, septiembre de 2002.