LA UNIVERSIDAD EN LA ENCRUCIJADA
La Universidad de Oviedo se encuentra en la encrucijada. Atraviesa actualmente momentos bastante difíciles, que afectan a la comunidad universitaria en su conjunto al tiempo que a toda la sociedad asturiana. Y es que, Asturias necesita, hoy más que nunca, una Universidad dinámica, promotora del desarrollo cultural y económico de la región, acorde con las necesidades del momento a la vez que formadora de los profesionales del ma?ana. Por el contrario, la situación real es más bien diferente, y en sensible agravamiento. A los problemas financieros de la Universidad se suma una gestión muy discutible, plena de controversias políticas poco beneficiosas y acusada de falta de transparencia y salud democrática, además de una calidad docente puesta en duda con frecuencia poco deseable, y una crisis institucional, sin precedentes y más bien interesada, entre Universidad - Gobierno regional - Consejo Social.
Ante este panorama, las protestas no han tardado en llegar. Por un lado, un número considerable de profesores han expresado formal y abiertamente sus críticas al actual equipo rectoral, y poco a poco se puede comenzar a hablar de la constitución de un amplio sector de oposición. Por otro lado, los estudiantes, que comenzaron a romper su tradicional pasividad en mayo de 1998, con las movilizaciones contrarias al nuevo Estatuto de la Función Pública, expresaron de muy diversas maneras su descontento con la situación actual de la Universidad. El surgimiento espontáneo del movimiento asambleario puso de manifiesto las importantes carencias y deficiencias en cuanto a calidad, servicios y medios de la Universidad. Las quejas más repetidas aludían a problemas de tanta gravedad, y que aún persisten de forma igual o más preocupante, como la cuantía de las tasas (especialmente las segundas, terceras y sucesivas matrículas –las más caras de todo el Estado-), el pobre sistema de becas, las ayudas al transporte y a la vivienda más bien escasas o insuficientes, la falta de medios materiales (informáticos, de laboratorio, bibliotecas, etc.), la falta de una representación oficial verdaderamente representativa en unos órganos de participación (juntas de facultad o escuela, claustro) que carecen del más mínimo dinamismo democrático, los planes de estudio y docentes deficientes en muchos casos, las trabas que impiden el acceso al mercado laboral (pasantía, 6=0, Estatuto de la Función Pública), y un largo etcétera. La extensión del movimiento en los tres campus de la ciudad de Oviedo, trajo consigo las primeras acciones reivindicativas: asambleas, huelgas, paros parciales, concentraciones, etc. La conjunción de las reclamaciones concretas procedentes de los diversos centros en un marco general común tuvo su expresión en las diferentes, y más o menos multitudinarias, asambleas generales. Aún a pesar de las diversas posturas entre los propios estudiantes, y de los problemas de organización, el 12 de noviembre la asamblea general de universitarios aprobó realizar una manifestación, que, con notable asistencia, tuvo lugar el 19 de noviembre por las calles de Oviedo, y que exigía al Rectorado y al Gobierno del Principado que atendiesen las exigencias de los alumnos. Después de ese momento la intensidad de las protestas disminuyó, a pesar de lo cuál no cayó en saco roto toda la actividad desplegada por los estudiantes, puesto que se ha dejado clara constancia del casi unánime rechazo al discurrir actual de la Universidad, y se ha creado una sensación de actividad estudiantil que, no sólo es innovadora y regenerativa contrariamente a la tónica habitual de los últimos a?os, sino que además es un óptimo caldo de cultivo para la confirmación de una corriente opositora a las actuales formas de dirección de la Universidad.
Juventudes Socialistas no se ha quedado al margen de los actuales procesos. Aparte del apoyo que JSA hizo público hacia las reivindicaciones de los alumnos, durante las citadas movilizaciones muchos de nuestros militantes apoyaron, reforzaron e incluso encabezaron las diferentes asambleas y acciones de protesta. Pero lo sucedido en octubre y noviembre no se trata más que del primer paso, puesto que la verdadera actividad comienza ahora, participando y poniendo nuestros esfuerzos en la configuración de amplios movimientos que tengan cierta continuidad y que, siendo motor de cambio y regeneración, sean a la vez espacios donde los militantes de JSA puedan desenvolverse en el marco universitario, desde un punto de vista abierto, con ganas de cambiar las cosas y dar a Asturias la Universidad que se merece. En manos de todos y todas está.
Publicado en boletín de Juventudes Socialistas de Asturias (JSA), "El gato pardo", febrero de 1999.
Ante este panorama, las protestas no han tardado en llegar. Por un lado, un número considerable de profesores han expresado formal y abiertamente sus críticas al actual equipo rectoral, y poco a poco se puede comenzar a hablar de la constitución de un amplio sector de oposición. Por otro lado, los estudiantes, que comenzaron a romper su tradicional pasividad en mayo de 1998, con las movilizaciones contrarias al nuevo Estatuto de la Función Pública, expresaron de muy diversas maneras su descontento con la situación actual de la Universidad. El surgimiento espontáneo del movimiento asambleario puso de manifiesto las importantes carencias y deficiencias en cuanto a calidad, servicios y medios de la Universidad. Las quejas más repetidas aludían a problemas de tanta gravedad, y que aún persisten de forma igual o más preocupante, como la cuantía de las tasas (especialmente las segundas, terceras y sucesivas matrículas –las más caras de todo el Estado-), el pobre sistema de becas, las ayudas al transporte y a la vivienda más bien escasas o insuficientes, la falta de medios materiales (informáticos, de laboratorio, bibliotecas, etc.), la falta de una representación oficial verdaderamente representativa en unos órganos de participación (juntas de facultad o escuela, claustro) que carecen del más mínimo dinamismo democrático, los planes de estudio y docentes deficientes en muchos casos, las trabas que impiden el acceso al mercado laboral (pasantía, 6=0, Estatuto de la Función Pública), y un largo etcétera. La extensión del movimiento en los tres campus de la ciudad de Oviedo, trajo consigo las primeras acciones reivindicativas: asambleas, huelgas, paros parciales, concentraciones, etc. La conjunción de las reclamaciones concretas procedentes de los diversos centros en un marco general común tuvo su expresión en las diferentes, y más o menos multitudinarias, asambleas generales. Aún a pesar de las diversas posturas entre los propios estudiantes, y de los problemas de organización, el 12 de noviembre la asamblea general de universitarios aprobó realizar una manifestación, que, con notable asistencia, tuvo lugar el 19 de noviembre por las calles de Oviedo, y que exigía al Rectorado y al Gobierno del Principado que atendiesen las exigencias de los alumnos. Después de ese momento la intensidad de las protestas disminuyó, a pesar de lo cuál no cayó en saco roto toda la actividad desplegada por los estudiantes, puesto que se ha dejado clara constancia del casi unánime rechazo al discurrir actual de la Universidad, y se ha creado una sensación de actividad estudiantil que, no sólo es innovadora y regenerativa contrariamente a la tónica habitual de los últimos a?os, sino que además es un óptimo caldo de cultivo para la confirmación de una corriente opositora a las actuales formas de dirección de la Universidad.
Juventudes Socialistas no se ha quedado al margen de los actuales procesos. Aparte del apoyo que JSA hizo público hacia las reivindicaciones de los alumnos, durante las citadas movilizaciones muchos de nuestros militantes apoyaron, reforzaron e incluso encabezaron las diferentes asambleas y acciones de protesta. Pero lo sucedido en octubre y noviembre no se trata más que del primer paso, puesto que la verdadera actividad comienza ahora, participando y poniendo nuestros esfuerzos en la configuración de amplios movimientos que tengan cierta continuidad y que, siendo motor de cambio y regeneración, sean a la vez espacios donde los militantes de JSA puedan desenvolverse en el marco universitario, desde un punto de vista abierto, con ganas de cambiar las cosas y dar a Asturias la Universidad que se merece. En manos de todos y todas está.
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