JOVETENSES
Algo se mueve en Oviedo. Tras a?os de una escasa, monótona, y desgastada oferta cultural y de entretenimiento para la gente joven, cada vez son más las iniciativas y actividades que, de una forma espontánea, modesta y prácticamente clandestina, surgen desde la juventud como cauce de creatividad y expresión de los deseos de transformación.
Y todo ello como reacción, más o menos declarada, a las actividades que para los jóvenes se ofertan desde el Ayuntamiento de Oviedo, que mantienen un planteamiento atrasado, y colocan las inquietudes de los jóvenes en un segundo plano, basándose en una concepción arcaica y elitista de lo que representa el acceso a las actividades culturales. Para empezar, el tradicional carácter de Oviedo como ciudad cultural, no se puede configurar realmente si no es con una oferta plural, en diversas expresiones creativas, adecuada a los gustos de los diferentes grupos sociales, y que atienda también a las nuevas tendencias. Además, la oferta cultural no puede centrarse en puntuales fastos sino que debe constituir una permanente actividad municipal volcada también en la promoción y aliento de las iniciativas de aquellos creadores, la mayoría jóvenes, que quieren realizar su aportación. El Equipo de Gobierno del Ayuntamiento sigue encerrado en su caduca mentalidad en la que subestima el talento y la inquietud de los jóvenes de Oviedo, así como los plurales gustos culturales, poco satisfechos con la actual oferta, de esos mismos jóvenes.
No olvidemos que la juventud es sobre todo una etapa de formación y aprendizaje, en la que el joven desarrolla sus diferentes aptitudes en un proceso de construcción personal. Y en este proceso, en esta apasionante, confusa y a veces difícil etapa, el acceso a las manifestaciones culturales es un elemento fundamental, que puede venir combinado con el nacimiento de un espíritu creativo, emprendedor, y, por lo tanto, transformador, que está latente en buena medida entre los jóvenes. Más aún, la plena participación en la vida cultural es, además de una necesidad formativa e integradora, un derecho del joven; la propia Constitución Espa?ola contempla (artículo 48) un mandato genérico a los poderes públicos –y por lo tanto esto incumbe a nuestro Ayuntamiento- para que su disposición sea activa para promocionar la cultura juvenil.
Por lo tanto, es conveniente pedir un cambio de rumbo a la política cultural municipal dirigida a los jóvenes, y que, sobre todo, se cuente con ellos en su definición y puesta en marcha. Desde Juventudes Socialistas de Oviedo (JSO), ya hemos hecho en los últimos meses algunas propuestas al respecto, como la puesta en marcha de una tarjeta cultural que suponga hacer más asequibles económicamente los espectáculos para los jóvenes, crear un circuito de actividades culturales para jóvenes en todo el municipio, realizar un festival cultural juvenil anual, o recuperar los premios juveniles “Ángel González” de Poesía y “Campo de los Patos” de Relato Corto, fulminados, a pesar de tener ya una cierta trayectoria, por la prodigiosa capacidad destructiva del Concejal de Juventud Óscar Cuetos.
En los últimos días hemos desarrollado nuestras III Jornadas Culturales, que organizamos con modestia pero con la ilusión de aportar un soplo de aire fresco y generar un espacio de encuentro para conocer algunas tendencias creativas y cuestiones culturales de importancia. Creemos que es un buen momento para reflexionar sobre la orientación y contenido de la política cultural municipal dirigida hacia los jóvenes.
Por fortuna, hemos vuelto a comprobar en las Jornadas que muchos jóvenes no se resignan a sentirse apartados de la oferta cultural institucional y generan sus propios espacios de creación, y su propia dinámica de actividades, alejadas de la unidireccional propuesta cultural de un Ayuntamiento donde gobierna la falta de imaginación y la gris rutina alejada de la realidad juvenil. Ese joven que no se conforma, que se mueve para modificar su entorno y que contempla con espíritu crítico la realidad de este Oviedo del gabinismo, es el jovetense, a quien dedicamos, como en el pasado a?o, las III Jornadas Culturales de JSO; con la esperanza, y sobre todo con la convicción, de un cambio que es tan necesario como posible.
Y todo ello como reacción, más o menos declarada, a las actividades que para los jóvenes se ofertan desde el Ayuntamiento de Oviedo, que mantienen un planteamiento atrasado, y colocan las inquietudes de los jóvenes en un segundo plano, basándose en una concepción arcaica y elitista de lo que representa el acceso a las actividades culturales. Para empezar, el tradicional carácter de Oviedo como ciudad cultural, no se puede configurar realmente si no es con una oferta plural, en diversas expresiones creativas, adecuada a los gustos de los diferentes grupos sociales, y que atienda también a las nuevas tendencias. Además, la oferta cultural no puede centrarse en puntuales fastos sino que debe constituir una permanente actividad municipal volcada también en la promoción y aliento de las iniciativas de aquellos creadores, la mayoría jóvenes, que quieren realizar su aportación. El Equipo de Gobierno del Ayuntamiento sigue encerrado en su caduca mentalidad en la que subestima el talento y la inquietud de los jóvenes de Oviedo, así como los plurales gustos culturales, poco satisfechos con la actual oferta, de esos mismos jóvenes.
No olvidemos que la juventud es sobre todo una etapa de formación y aprendizaje, en la que el joven desarrolla sus diferentes aptitudes en un proceso de construcción personal. Y en este proceso, en esta apasionante, confusa y a veces difícil etapa, el acceso a las manifestaciones culturales es un elemento fundamental, que puede venir combinado con el nacimiento de un espíritu creativo, emprendedor, y, por lo tanto, transformador, que está latente en buena medida entre los jóvenes. Más aún, la plena participación en la vida cultural es, además de una necesidad formativa e integradora, un derecho del joven; la propia Constitución Espa?ola contempla (artículo 48) un mandato genérico a los poderes públicos –y por lo tanto esto incumbe a nuestro Ayuntamiento- para que su disposición sea activa para promocionar la cultura juvenil.
Por lo tanto, es conveniente pedir un cambio de rumbo a la política cultural municipal dirigida a los jóvenes, y que, sobre todo, se cuente con ellos en su definición y puesta en marcha. Desde Juventudes Socialistas de Oviedo (JSO), ya hemos hecho en los últimos meses algunas propuestas al respecto, como la puesta en marcha de una tarjeta cultural que suponga hacer más asequibles económicamente los espectáculos para los jóvenes, crear un circuito de actividades culturales para jóvenes en todo el municipio, realizar un festival cultural juvenil anual, o recuperar los premios juveniles “Ángel González” de Poesía y “Campo de los Patos” de Relato Corto, fulminados, a pesar de tener ya una cierta trayectoria, por la prodigiosa capacidad destructiva del Concejal de Juventud Óscar Cuetos.
En los últimos días hemos desarrollado nuestras III Jornadas Culturales, que organizamos con modestia pero con la ilusión de aportar un soplo de aire fresco y generar un espacio de encuentro para conocer algunas tendencias creativas y cuestiones culturales de importancia. Creemos que es un buen momento para reflexionar sobre la orientación y contenido de la política cultural municipal dirigida hacia los jóvenes.
Por fortuna, hemos vuelto a comprobar en las Jornadas que muchos jóvenes no se resignan a sentirse apartados de la oferta cultural institucional y generan sus propios espacios de creación, y su propia dinámica de actividades, alejadas de la unidireccional propuesta cultural de un Ayuntamiento donde gobierna la falta de imaginación y la gris rutina alejada de la realidad juvenil. Ese joven que no se conforma, que se mueve para modificar su entorno y que contempla con espíritu crítico la realidad de este Oviedo del gabinismo, es el jovetense, a quien dedicamos, como en el pasado a?o, las III Jornadas Culturales de JSO; con la esperanza, y sobre todo con la convicción, de un cambio que es tan necesario como posible.
Publicado en El Comercio, octubre de 2002.
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