EL JOVEN TOLIVAR
En la penúltima de las polémicas públicas generadas por el Concejal de Juventud del Ayuntamiento de Oviedo, a raíz del lamentable recorte del programa de ocio alternativo nocturno para jóvenes La Noche es Tuya, Óscar Cuetos se refería a Leopoldo Tolivar, Portavoz del Grupo Municipal Socialista, como “el joven Tolivar”. Con una pretendida ironía, Cuetos parecía criticar el interés de Leopoldo Tolivar en los temas de juventud, atacando su participación en las iniciativas planteadas desde las Juventudes Socialistas de Oviedo, en este caso, sobre las alternativas de ocio para jóvenes y adolescentes de nuestro municipio.
Se suele afirmar que la juventud es no sólo una característica física que otorga la edad, sino también una actitud ante la realidad que a uno le toca vivir. El verdadero espíritu joven lleva en su esencia la audacia y valentía para atajar las causas de las injusticias del entorno, la voluntad irrefrenable de cambio, la rebeldía contra la falta de libertad, y en resumen, la aspiración a la transformación social.
Resulta que en Oviedo es esa actitud la que se precisa, cada día con más imperiosa necesidad, observando la evolución de la vida política. Que este municipio demanda un cambio se palpa cada día más entre la gente, en la calle, y especialmente entre la gente más joven. En este Oviedo que el Partido Popular ha convertido en un parque temático donde el sentir de la ciudadanía –y sus problemas cotidianos- pasa a un segundo plano en beneficio de los fastos, las apariencias, y los caballos, despierta imparable una voluntad de cambio que, sin duda alguna, tiene gran parte de esencia juvenil. Oviedo necesita aire, democracia participativa, transparencia, vitalidad cultural cotidiana, alternativa y espontánea, y sobre todo necesita que el Ayuntamiento atienda a los problemas de la ciudadanía, los de verdad, los del día a día. Hablamos, por ejemplo, cuando nos referimos a la gente joven, del acceso al empleo (más de 3.400 parados menores de 30 a?os), de la vivienda para jóvenes y estudiantes (un problema denunciado reiteradamente por la juventud ovetense), de los problemas de la juventud del ámbito no urbano (que como Teruel, también existe), de la participación de la juventud en el proyecto de ciudad (el Ayuntamiento castiga, mientras tanto, al Consejo de la Juventud de Oviedo por su independencia y espíritu crítico).
Oviedo necesita actitudes nuevas y alternativas que marquen un nuevo estilo de hacer política. Cuetos, joven en edad, criticaba a Tolivar por ser joven en espíritu. Bendita crítica; mientras Cuetos bate todos los récords de la incompetencia política, provocando que Oviedo pierda todos los trenes en materia de políticas de juventud y que el divorcio entre Ayuntamiento y juventud se agigante día a día, Leopoldo Tolivar ha demostrado en reiteradas ocasiones que su compromiso con la gente joven de Oviedo es algo cotidiano, inquebrantable y, lo mejor, consustancial con su forma de entender la política.
Oviedo necesita cambios y los necesita ya. Y ese giro vendrá, seguro, de la gente joven, de edad o de espíritu. Como decía Neruda, “la primavera es inexorable”.
Se suele afirmar que la juventud es no sólo una característica física que otorga la edad, sino también una actitud ante la realidad que a uno le toca vivir. El verdadero espíritu joven lleva en su esencia la audacia y valentía para atajar las causas de las injusticias del entorno, la voluntad irrefrenable de cambio, la rebeldía contra la falta de libertad, y en resumen, la aspiración a la transformación social.
Resulta que en Oviedo es esa actitud la que se precisa, cada día con más imperiosa necesidad, observando la evolución de la vida política. Que este municipio demanda un cambio se palpa cada día más entre la gente, en la calle, y especialmente entre la gente más joven. En este Oviedo que el Partido Popular ha convertido en un parque temático donde el sentir de la ciudadanía –y sus problemas cotidianos- pasa a un segundo plano en beneficio de los fastos, las apariencias, y los caballos, despierta imparable una voluntad de cambio que, sin duda alguna, tiene gran parte de esencia juvenil. Oviedo necesita aire, democracia participativa, transparencia, vitalidad cultural cotidiana, alternativa y espontánea, y sobre todo necesita que el Ayuntamiento atienda a los problemas de la ciudadanía, los de verdad, los del día a día. Hablamos, por ejemplo, cuando nos referimos a la gente joven, del acceso al empleo (más de 3.400 parados menores de 30 a?os), de la vivienda para jóvenes y estudiantes (un problema denunciado reiteradamente por la juventud ovetense), de los problemas de la juventud del ámbito no urbano (que como Teruel, también existe), de la participación de la juventud en el proyecto de ciudad (el Ayuntamiento castiga, mientras tanto, al Consejo de la Juventud de Oviedo por su independencia y espíritu crítico).
Oviedo necesita actitudes nuevas y alternativas que marquen un nuevo estilo de hacer política. Cuetos, joven en edad, criticaba a Tolivar por ser joven en espíritu. Bendita crítica; mientras Cuetos bate todos los récords de la incompetencia política, provocando que Oviedo pierda todos los trenes en materia de políticas de juventud y que el divorcio entre Ayuntamiento y juventud se agigante día a día, Leopoldo Tolivar ha demostrado en reiteradas ocasiones que su compromiso con la gente joven de Oviedo es algo cotidiano, inquebrantable y, lo mejor, consustancial con su forma de entender la política.
Oviedo necesita cambios y los necesita ya. Y ese giro vendrá, seguro, de la gente joven, de edad o de espíritu. Como decía Neruda, “la primavera es inexorable”.
Publicado en el diario La Nueva Espa?a, abril de 2002.
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