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11.4.06

MUCHO POR HACER Y MUCHO POR CAMBIAR

La elección de Juan Vázquez como nuevo rector de la Universidad de Oviedo ha sido acogida con cierta ilusión por la comunidad universitaria, al mismo tiempo que por los sectores progresistas y de izquierda de la política asturiana. ?Cabe decir que se abre una nueva etapa? Se trata de una cuestión más complicada que el tiempo se encargará de responder. Pero, desde luego, el relevo en la dirección de la institución académica, si bien puede ser un indicio de cambio, no asegura que las cosas vayan a ser sustancialmente diferentes. Se requieren múltiples reformas y la entrada en juego de muy diversos factores para hablar de nuevos rumbos, verdaderos puntos de inflexión, o giros copernicanos.
Y ahí está la importante tarea que el nuevo rector va a tener que asumir. Durante la campa?a electoral ha enarbolado como mensaje la generación de diferentes dinámicas en la Universidad, y hasta el cambio de cultura universitaria, proponiendo salir del atolladero adhocrata y de las inercias alejadas de la sensibilidad de la sociedad asturiana y sus necesidades. Si lo consigue habrá que felicitarle, pero desde luego hay mucho por hacer y mucho por cambiar, y aquí no sirven las medias tintas ni la actitud tibia. Es decir, que, en mi modesta opinión, es preciso apostar por una actuación firme, ambiciosa y radical (en el sentido etimológico del término –es decir, de raíz-), lo que no impide, más bien se complementa, con la gradualidad, la búsqueda de amplias mayorías, el diálogo y la prudencia. Pero ojo con la moderación; con esta Universidad no hay que tener pelos en la lengua, y en ocasiones como la presente hay que llamar al pan pan y al vino vino. La moderación es una virtud, desde luego, pero los contextos a veces exigen una intervención absolutamente desvestida de indecisiones, dimes y diretes y juegos malabares.
En todo lo particularmente relacionado con el alumnado esta reflexión cobra una validez especial. Y ya tenemos propuestas sobre la mesa surgidas y elaboradas durante estos meses: Defensor del Estudiante, Carta de Derechos de los Estudiantes, participación plena y activa en la dirección de la Universidad, control de la calidad de la docencia, Plan de Servicios e Infraestructuras al Estudiante, acceso al mercado laboral, etc. Al menos en estos temas llevamos a?os de retraso en comparación con el resto de las universidades espa?olas y hay que comenzar la remontada, cuanto antes mejor. En cuanto a la política universitaria relacionada con los estudiantes comenzaremos a ver muy pronto si verdaderamente hay una apuesta por un cambio y en definitiva una apuesta por los derechos de los alumnos. E incluso ya hay algunas realidades a las que dar una urgente e inmediata respuesta: aclaración hasta las últimas consecuencias de las denuncias de selectividad, rechazo a la subida de tasas propuesta por el Consejo de Universidades, etc.
No sobra reiterar que habrá que estar expectantes y, siempre con una actitud sensata pero fuertemente reivindicativa, no nos queda más remedio que convertirnos en fervorosos defensores de un cambio. La elección de Juan Vázquez puede significar ese cambio, ojalá sea sí, pero también dependerá, en este como en otros momentos, del grado de activismo, inteligencia y desarrollo colectivo que el alumnado de la universidad asturiana demuestre.
Publicado en el Informativo Universitario Aulas, junio de 2000.