VIVA LA MUERTE
El otro día pudimos ver a los diputados del Partido Popular aplaudir con entusiasmo su cierre de filas en torno a Aznar y a su posición belicista en el conflicto de Irak.. Puede ser que la oposición se haya equivocado centrando su estrategia en la posible fuga de votos de los esca?os del PP. Quizá los otros grupos apelaban con el voto secreto a una conciencia personal y casi íntima de apego a la paz supuestamente presente en la moral interna de algunos miembros del “partido centrista” (como diría el informativo de Panorama Regional).
Pero no hubo dudas; a la hora de apoyar al jefe máximo, ni un gramo de inquietud. Disciplina inglesa, y brazos de madera. Y al conocer el resultado de la votación, euforia estilo champions league. Nunca la demostración del espíritu acrítico fue tan aplaudida; nunca comulgar con ruedas de molino, y además con gusto, ha sido tan celebrado.
Lo que los diputados del PP aprobaron fue, nada más y nada menos que el respaldo de nuestro Estado a un ataque injustificado que la ciudadanía no sólo no entiende ni apoya, sino que además abiertamente rechaza. Además de crear una fractura muy grave entre ciudadanía y poderes públicos, estos se?ores aplaudían la quiebra de una tradición de política exterior que, con sus altibajos, se había mantenido en las últimas décadas bajo criterios de cierto respeto por la legalidad internacional (con la negra excepción del ataque a Yugoslavia).
Estos días el indignómetro está a punto de reventar. Por el cabreo creciente (lamentablemente unido a cierta desazón) de una parte importante de la población espa?ola, harta del proconsul Aznar y la ridícula De Palacio. Y Por la indignidad de la mayoría de nuestros representantes, que imitan el grito de Millán Astray con aquel viva la muerte.
Pero no hubo dudas; a la hora de apoyar al jefe máximo, ni un gramo de inquietud. Disciplina inglesa, y brazos de madera. Y al conocer el resultado de la votación, euforia estilo champions league. Nunca la demostración del espíritu acrítico fue tan aplaudida; nunca comulgar con ruedas de molino, y además con gusto, ha sido tan celebrado.
Lo que los diputados del PP aprobaron fue, nada más y nada menos que el respaldo de nuestro Estado a un ataque injustificado que la ciudadanía no sólo no entiende ni apoya, sino que además abiertamente rechaza. Además de crear una fractura muy grave entre ciudadanía y poderes públicos, estos se?ores aplaudían la quiebra de una tradición de política exterior que, con sus altibajos, se había mantenido en las últimas décadas bajo criterios de cierto respeto por la legalidad internacional (con la negra excepción del ataque a Yugoslavia).
Estos días el indignómetro está a punto de reventar. Por el cabreo creciente (lamentablemente unido a cierta desazón) de una parte importante de la población espa?ola, harta del proconsul Aznar y la ridícula De Palacio. Y Por la indignidad de la mayoría de nuestros representantes, que imitan el grito de Millán Astray con aquel viva la muerte.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 14 de marzo de 2003.
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