EL AYUNTAMIENTO DE OVIEDO DEBE RECHAZAR LA GUERRA
Vivimos días decisivos para que los acontecimientos internacionales deparen la agresión a Irak o la opción por la vía pacífica y diplomática para la solución del conflicto. Ante escenarios como este, es imprescindible pronunciarse.
Y, en este momento, la sociedad experimenta un grado de tensión política muy considerable. Porque mientras que la mayoría continuamente expresa, en encuestas, manifestaciones, paros laborales, actos simbólicos, votaciones en internet, etc. su rechazo frontal a la implicación espa?ola en esta guerra que ni entienden ni justifican, el Gobierno de Espa?a abre una brecha muy grave en su relación con la ciudadanía, rompe nuestro esquema de relaciones internacionales, dinamita la política exterior europea y nos convierte en un Estado belicista que, paradójicamente, tiene un pueblo amante de la paz.
Nunca en los últimos a?os habíamos contemplado, con una mezcla de estupefacción y rabia, como los mandatarios públicos eran capaces de saltarse a la torera una voz tan rotunda y unitaria como la que el 15 de febrero y el 15 de marzo de dejó oír en todo el país contra esta guerra. Nunca, además, habíamos visto a un gobernante hablar con tanta mediocridad e hipocresía de paz, seguridad y libertad cuando, como todo el mundo percibe, sus actos van encaminados a apoyar, sin criterio alguno, la ilegalidad internacional (el uso de la fuerza nunca se autoriza tácitamente), la agresión contra un pueblo inocente y la colonización, al viejo estilo, de un país.
Contra este desatino no sólo particulares y colectivos privados se están posicionando. También las instituciones y administraciones públicas. En Asturias, por ejemplo, así lo ha hecho la Universidad de Oviedo, la Junta General del Principado, numerosos ayuntamientos, etc. formando un caudal reivindicativo muy significativo.
Pero falta Oviedo; resulta que Gabino de Lorenzo y el PP local afirman, directamente, que no entra dentro de las competencias locales pronunciarse sobre este tipo de cuestiones. Pero olvidan lo fundamental: una administración está al servicio de los ciudadanos, y los gobernantes, también a nivel local, representan a las personas. Que el Alcalde se niegue a pronunciarse contra esta guerra supone un nuevo divorcio con los ovetenses que han proclamado su deseo de paz y su rechazo al ataque.
El PP utiliza subterfugios y pobres argumentos para no afrontar el compromiso histórico que todos tenemos asignado hoy por hoy. Tenemos que parar el ataque contra el pueblo iraquí y el Ayuntamiento tiene que decirlo también, alto y claro, junto a la ciudadanía: no a la guerra.
Y, en este momento, la sociedad experimenta un grado de tensión política muy considerable. Porque mientras que la mayoría continuamente expresa, en encuestas, manifestaciones, paros laborales, actos simbólicos, votaciones en internet, etc. su rechazo frontal a la implicación espa?ola en esta guerra que ni entienden ni justifican, el Gobierno de Espa?a abre una brecha muy grave en su relación con la ciudadanía, rompe nuestro esquema de relaciones internacionales, dinamita la política exterior europea y nos convierte en un Estado belicista que, paradójicamente, tiene un pueblo amante de la paz.
Nunca en los últimos a?os habíamos contemplado, con una mezcla de estupefacción y rabia, como los mandatarios públicos eran capaces de saltarse a la torera una voz tan rotunda y unitaria como la que el 15 de febrero y el 15 de marzo de dejó oír en todo el país contra esta guerra. Nunca, además, habíamos visto a un gobernante hablar con tanta mediocridad e hipocresía de paz, seguridad y libertad cuando, como todo el mundo percibe, sus actos van encaminados a apoyar, sin criterio alguno, la ilegalidad internacional (el uso de la fuerza nunca se autoriza tácitamente), la agresión contra un pueblo inocente y la colonización, al viejo estilo, de un país.
Contra este desatino no sólo particulares y colectivos privados se están posicionando. También las instituciones y administraciones públicas. En Asturias, por ejemplo, así lo ha hecho la Universidad de Oviedo, la Junta General del Principado, numerosos ayuntamientos, etc. formando un caudal reivindicativo muy significativo.
Pero falta Oviedo; resulta que Gabino de Lorenzo y el PP local afirman, directamente, que no entra dentro de las competencias locales pronunciarse sobre este tipo de cuestiones. Pero olvidan lo fundamental: una administración está al servicio de los ciudadanos, y los gobernantes, también a nivel local, representan a las personas. Que el Alcalde se niegue a pronunciarse contra esta guerra supone un nuevo divorcio con los ovetenses que han proclamado su deseo de paz y su rechazo al ataque.
El PP utiliza subterfugios y pobres argumentos para no afrontar el compromiso histórico que todos tenemos asignado hoy por hoy. Tenemos que parar el ataque contra el pueblo iraquí y el Ayuntamiento tiene que decirlo también, alto y claro, junto a la ciudadanía: no a la guerra.
Publicado en el diario La Nueva Espa?a, marzo de 2003.
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