GABINO Y CÍA

Dentro de las diferentes formas de moderno vasallaje, un ejemplo ilustrativo de dominación, apropiación de voluntades y feliz sumisión lo tenemos en esta era del gabinismo en Oviedo. Y es que nuestro querido Alcalde ha vulgarizado y extendido su red de displicentes esbirros, con los que juega a una patética exhibición de palos y zanahorias. Su estrategia, al más puro estilo del trujillato, se basa en que sus concejales lacayos tiemblen descifrando sus palabras y sus miradas, rumiando sus inquietudes: “?me habrá recriminado a mí?”, “?permitirá que me dirija a él?”, “?le habrá agradado mi postración?”, y un largo etcétera de cavilaciones que tiene a los ediles del PP entre la euforia del ojito derecho y la desesperación del caído en desgracia.
Lo más divertido es comprobar como estos concejales asumen el papel de esbirros con convicción e incluso, en el más fanático de los casos, con alegría. “Si el oráculo Gabino pronuncia su sentencia condenatoria, será porque algo he hecho mal, ya que el benefactor de Oviedo en su sabiduría sabe lo que me conviene”, vienen a pensar, con el estómago satisfecho, claro.
En estos días el paradigma de esta danza macabra lo ha representado Román López, el responsable de Deportes. Un día dice que el Real Oviedo está muerto y enterrado; al día siguiente Gabino cae del guindo y sugiere un nuevo apoyo al equipo. Román dice que no hace falta transporte público al Tartiere; al minuto siguiente Gabino ordena que se reinstaure –aunque sea por un día-. Y el tío ni dimite ni nada.
Gabino sabe que tiene a los suyos bien cogidos, que puede pasarlos por la quilla sin contemplaciones, y que además estos agachan la cabeza indignamente. Pero lo suyo ya roza la crueldad... un poco de compasión, hombre.

Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 13 de febrero de 2004.