EL EJEMPLO DEL AZABACHE

?Quién no ha comprado artesanía que contuviese azabache? De este lignito, presente en la vena mítica de nuestra historia, envuelto en mil leyendas, se dice que sirve para alejar la melancolía y la depresión, para eliminar malos augurios y ahuyentar el mal de ojo, sobre todo cuando toma la forma de pu?erín. Se utilizaba para ceremonias mágicas pero también, reducido a polvo, para aliviar el dolor de muelas. Es, además, universal, ya que no sólo es habitual en la cultura asturiana, sino en muchas otras; por ejemplo, los persas también hacían del azabache talismán contra los odios ajenos.
En estos tiempos de razón y ciencia, el azabache es, sobre todo, un preciado mineral para usos decorativos. Mueve sin embargo, un importante tráfico económico, lo que no obsta para que la minería del azabache sea prácticamente un fantasma del pasado. Los que quieren emplear este material no tienen más remedio que traerlo de fuera; pero sólo el azabache de Villaviciosa tiene ese brillo especial. Otra opción habitual es distraerlo de escombreras y abandonos, sacando el máximo partido a lo que todavía puede rescatarse de la tierra.
Mientras tanto, tratamos de inventar la rueda buscando alternativas económicas para nuestro entorno rural. Si apostásemos por poner en valor y modernizar lo que tenemos y lo que sabemos hacer, como la artesanía tradicional y minería del azabache, seguro que podríamos obtener máximos rendimientos, con nuevas estrategias para potenciar un producto que el público demanda. Preguntadle, si no lo veis claro, a Jaime Izquierdo, que de esto sabe un rato, sobre la venta de madre?as en el extrarradio de Madrid, la industria de la boro?a de Torazu, el aprovechamiento del paisaje como recurso o el turismo asociado a la minería del oro en Navelgas. El futuro está, también, en nuestro pasado.

Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 30 de enero de 2004.