ESTÉTICA Y OLVIDOS
Gabino de Lorenzo entrará en la historia del urbanismo mundial al convertir una ciudad surcada por una historia regia, universitaria, obispal, obrera y administrativa, en un parque temático.
Extraído de un modelo de cartón piedra, el Alcalde ha decidido imponer su gusto personal en las calles y plazas de Oviedo, eliminando rincones, sustrayendo la rica heterogeneidad de la ciudad en un uniforme dise?o que se asemeja a una maravillosa tapa de una caja de bombones centroeuropeos. Se ha inventado otra ciudad dejando irreconocibles muchos de los elementos insertados en la historia y la educación sentimental de generaciones. Han enterrado la vida de las calles creando un inmejorable escenario de opereta.
El mejor exponente de este totalitarismo estético de Gabino es su afición por la mala y abundante escultura. La saturación de estatuas es tan insoportable como el pésimo gusto en su elección directa. Y es que, generalmente, a la cerrada actitud ante la realidad social, como la que mantiene, le suele acompa?ar una no menos excluyente actitud estética.
Mientras tanto, otro Oviedo se desvanece. Un ejemplo lo tenemos en el Oviedo del agua. En nuestro municipio discurren cuatro ríos (Trubia, Gafo, Nora y Nalón) de excepcional importancia que podrían ser puestos en valor y recuperados en beneficio de todos. Se llenan de hiedra y olvido numerosas fuentes enraizadas en la vida de la zona rural, como Fuente Undina, Fuente de San Andrés (Trubia), o Fuente el Ca?u (Olloniego). Y pende la espada de Damocles sobre un humedal singular, como la Laguna del Torollu (San Claudio), que pese a su origen artificial, tiene gran valor por la fauna y flora del entorno y de la propia Laguna.
Pero la revolución del cemento continúa. Oviedo poco a poco, toma cara de Gabinogrado, algo así como Pottersville de Capra.
Extraído de un modelo de cartón piedra, el Alcalde ha decidido imponer su gusto personal en las calles y plazas de Oviedo, eliminando rincones, sustrayendo la rica heterogeneidad de la ciudad en un uniforme dise?o que se asemeja a una maravillosa tapa de una caja de bombones centroeuropeos. Se ha inventado otra ciudad dejando irreconocibles muchos de los elementos insertados en la historia y la educación sentimental de generaciones. Han enterrado la vida de las calles creando un inmejorable escenario de opereta.
El mejor exponente de este totalitarismo estético de Gabino es su afición por la mala y abundante escultura. La saturación de estatuas es tan insoportable como el pésimo gusto en su elección directa. Y es que, generalmente, a la cerrada actitud ante la realidad social, como la que mantiene, le suele acompa?ar una no menos excluyente actitud estética.
Mientras tanto, otro Oviedo se desvanece. Un ejemplo lo tenemos en el Oviedo del agua. En nuestro municipio discurren cuatro ríos (Trubia, Gafo, Nora y Nalón) de excepcional importancia que podrían ser puestos en valor y recuperados en beneficio de todos. Se llenan de hiedra y olvido numerosas fuentes enraizadas en la vida de la zona rural, como Fuente Undina, Fuente de San Andrés (Trubia), o Fuente el Ca?u (Olloniego). Y pende la espada de Damocles sobre un humedal singular, como la Laguna del Torollu (San Claudio), que pese a su origen artificial, tiene gran valor por la fauna y flora del entorno y de la propia Laguna.
Pero la revolución del cemento continúa. Oviedo poco a poco, toma cara de Gabinogrado, algo así como Pottersville de Capra.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 28 de marzo de 2003.
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