EL LÍMITE
Creo que no soy el único para el que el PP ya ha superado el límite de lo permisible. No se trata ya de que aplique un modelo político que guste más o menos, sino que está protagonizando un auténtico asalto a la cohesión social y territorial de Espa?a y a las reglas comunes que ordenan el espacio público compartido.
En los últimos cuatro a?os hemos asistido a una carrera por desmontar, pieza por pieza, todo el engranaje democrático de nuestro sistema político. Ejemplos de esta estrategia son el control de los medios de comunicación, la utilización de la Fiscalía General, la instrumentalización del poder judicial, con un Consejo General del Poder Judicial de rodillas ante Aznar, la partidización del Tribunal Constitucional, la creación de un (aunque parezca un contrasentido) sector empresarial privado gubernamental, el retorno a la confesionalidad encubierta del Estado y al aislamiento internacional de la mano de EEUU, o la patrimonialización de valores comunes que quedan totalmente desfigurados tras pasar por las manos de esta derecha paleolítica . La acumulación de resortes de poder dirigidos a mantener el dominio político puede convertir los procesos electorales en meros plebiscitos de ratificación de lo que es un inevitable hecho: el que manda, manda.
Lo último es reformar el Código Penal a golpes de un rancio espa?olismo que pocos entienden. El ministro Michavila, que para todo tiene la misma solución (más carcel), parece dispuesto a emplear la legislación penal para castigar, con dudosísima base constitucional, la convocatoria de un referéndum no autorizado. Toda una muestra de capacidad de diálogo y actitud conciliadora ante una propuesta, la de Ibarreche, que por disparatada, inaceptable e impracticable que nos pueda parecer, no debe ser considerada delito, habiendo otros instrumentos, principalmente la jurisdicción constitucional, que pueden impedir que se lleve a cabo.
En los últimos cuatro a?os hemos asistido a una carrera por desmontar, pieza por pieza, todo el engranaje democrático de nuestro sistema político. Ejemplos de esta estrategia son el control de los medios de comunicación, la utilización de la Fiscalía General, la instrumentalización del poder judicial, con un Consejo General del Poder Judicial de rodillas ante Aznar, la partidización del Tribunal Constitucional, la creación de un (aunque parezca un contrasentido) sector empresarial privado gubernamental, el retorno a la confesionalidad encubierta del Estado y al aislamiento internacional de la mano de EEUU, o la patrimonialización de valores comunes que quedan totalmente desfigurados tras pasar por las manos de esta derecha paleolítica . La acumulación de resortes de poder dirigidos a mantener el dominio político puede convertir los procesos electorales en meros plebiscitos de ratificación de lo que es un inevitable hecho: el que manda, manda.
Lo último es reformar el Código Penal a golpes de un rancio espa?olismo que pocos entienden. El ministro Michavila, que para todo tiene la misma solución (más carcel), parece dispuesto a emplear la legislación penal para castigar, con dudosísima base constitucional, la convocatoria de un referéndum no autorizado. Toda una muestra de capacidad de diálogo y actitud conciliadora ante una propuesta, la de Ibarreche, que por disparatada, inaceptable e impracticable que nos pueda parecer, no debe ser considerada delito, habiendo otros instrumentos, principalmente la jurisdicción constitucional, que pueden impedir que se lleve a cabo.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 5 de diciembre de 2003.
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