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9.3.06

REPENSAR LA CAPITALIDAD

La última ocurrencia de Gabino de Lorenzo es enfrentar la identidad de Oviedo a la del resto de Asturias, ejerciendo una defensa numantina contra un ataque que no existe, y trasladando una dinámica de conflicto permanente con el resto de administraciones y actores políticos.
De Lorenzo, sin embargo, enga?a esta vez a muy pocos. A la crítica situación económica municipal en que se encuentra el Ayuntamiento de Oviedo, se unen la falta de proyectos para el futuro de la ciudad, y el deterioro del ambiente político que promueve el Alcalde lanzando a los suyos a la senda de la crispación. El Alcalde está amortizado como tal, no tiene nada que ofrecer a la ciudadanía excepto humo y malos modos. Al tiempo, los problemas reales de la ciudad crecen: el desempleo supera las 10.000 personas, el desarrollo económico de Oviedo no encuentra iniciativas de promoción de ninguna clase en el Ayuntamiento, el desastre del tráfico y los accesos alcanza cada vez mayores proporciones, el desarrollo urbanístico inarmónico y desequilibrado está creando una segregación real en la ciudad, los jóvenes no encuentran sitio para sus proyectos profesionales, culturales o sociales, etc. Mientras tanto, Gabino de Lorenzo da muestras permanentes de estar paralizado por las inercias negativas que su forma de gobernar provoca, a golpe de ocurrencia e improvisación, sin ofrecer respuestas de ninguna clase.
Por eso estos últimos meses ha inaugurado una nueva estrategia defensiva, de huida de la realidad, que pasa por la confrontación con otras administraciones y por culpar a otros (Estado y Principado de Asturias) de los problemas que en buena medida sus decisiones han generado. Lanza, cada vez con mayor estridencia, su diatriba contra una supuesta agresión a Oviedo que sólo está en su cabeza. El Gobierno de Zapatero pone en marcha la reforma más ambiciosa del gobierno y la financiación local para impulsar el papel de los ayuntamientos y De Lorenzo planta al Secretario de Estado de Cooperación Territorial, despreciando estos esfuerzos cuando no dijo ni pío durante ocho a?os de retrocesos bajo el mandato de Aznar. El Gobierno del Principado de Asturias pone en marcha la enorme inversión del Hospital Central Universitario de Asturias, crea o mejora Centros de Salud (Naranco, Ería, Teatinos, La Corredoria), mejora infraestructuras educativas, aporta el dinero para sustituir los tejados de las viviendas de Otero, realiza obras de restauración en el Prerrománico y otras joyas arquitectónicas, ofrece su colaboración para dise?ar un Plan de Protección del Naranco o un programa conmemorativo de los aniversarios que se celebrarán en 2008. Y el Alcalde responde que “quieren acabar con Oviedo”. No hay quien se crea tama?a tontería.
Lo preocupante es que De Lorenzo trata de extender una concepción autoritaria, arrogante y egoísta de lo que significa la capitalidad. En su concepción, la capitalidad significa rendición de pleitesía y oportunismo para captar inversiones o proyectos ajenos y en detrimento de otros. Maneja una idea de capitalidad que tiene mucho de aldeanismo localista, de manera que Oviedo no puede compartir esfuerzos y proyectos con la zona central de Asturias, y no debe, en su concepción, estrechar lazos de colaboración con otras administraciones para sentarse, tratarse en pie de igualdad y configurar conjuntamente el futuro de nuestra ciudad. Para Gabino de Lorenzo sólo cabe la imposición de su criterio: a los suyos, a la Corporación, a los ovetenses y también a las otras administraciones públicas. La realidad, sin embargo, supera todas sus consignas y estereotipos, pues no se puede disociar el futuro de Oviedo de el dise?o del Área Central Asturiana, que ya funciona como una realidad cotidiana para miles de ovetenses, y esto sólo se puede hacer uniendo esfuerzos y alcanzando acuerdos con la administración autonómica, la estatal, y por supuesto el resto de municipios del entorno.
Por eso frente a la escasa altura de miras del Alcalde, y frente a su posicionamiento rancio y anticuado sobre la capitalidad –que no hace sino generar recelos en el resto de asturianos-, es preciso contraponer una concepción abierta, integradora y comprometida de la capitalidad. Que Oviedo sea el centro administrativo, universitario y político de Asturias significa sobre todo una enorme responsabilidad para ofrecer a Asturias la aportación de una ciudad volcada hacia la realidad autonómica, y no cerrada en sí misma. Eso significa que Oviedo debe realizar un plus, como capital, en la consecución de un enfoque más amplio de nuestro desarrollo como ciudad, en lo que concierne a nuestra ordenación territorial, urbanística, económica, de infraestructuras y de servicios, generando una dinámica de colaboración con el resto de municipios y las otras administraciones que sólo puede tener efectos positivos para los ovetenses. Para ello, el primer paso es modificar las actitudes cerriles y los apolillados conceptos que dominan hoy por hoy la actuación de la Alcaldía.
Publicado en Oviedo Diario, mayo 2005