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26.3.06

PATRIOTISMO Y FUNDAMENTALISMO

Seguro que no soy el único que cuando observa a Aznar enfundarse en la bandera de Espa?a para abrigar su discurso político siente cierta repulsión. Y es que el Presidente está demostrando manejar una concepción de lo común, en este caso el Estado y lo que representa, bajo criterios excluyentes, dogmáticos y maniqueos.
La estrategia de Aznar consiste en exaltar, bandera de Plaza de Colón al viento, ciertos ánimos patrioteros, apelando a un sentimiento de apego a la idea de Espa?a basado en elementos muchas veces puramente emocionales y, por lo tanto, irracionales. Su idea de las autonomías poco se corresponde con el espíritu federalizante y de construcción de una Espa?a rica en su pluralidad, y de vez en cuando nos recuerda involuntariamente sus pinitos de comentarista político en La Nueva Rioja reivindicando la “unidad y grandeza” de la patria y renegando de la Constitución, en 1979, en plena transición a la democracia.
Viene esto también a cuento de los dardos envenenados que lanza a diario el PP contra el resto de fuerzas políticas. Ahora Aznar y los suyos se erigen en máximos guardianes de la Carta Magna, planteando un fundamentalismo constitucional que sacraliza hasta la fosilización la norma de juego, frente a la irresponsabilidad de los rompe-Espa?as que pululan en el espectro político. Aznar da palos también al PSOE, incluso teniendo firmado con Zapatero un pacto que refrenda posiciones severas ante la situación del País Vasco, y que ha sido fuente de una política de mano dura. Pero al PP eso no le importa, no entiende de lealtades surgidas del pacto, ya que según el catecismo aznarista sólo ellos salvarán la patria del PSOE y el resto de partidos que, en el fondo, albergan el íntimo deseo de acabar con la unidad de destino en lo universal.

Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 27 de junio de 2003.