NO APAGUEN LA SANTA
Al estilo de abajo firmante, no quiero dejar pasar la oportunidad de dar a conocer la situación que vive la sala La Santa Sebe, en Oviedo. La Santa es un templo de la música en Oviedo, un oasis de libertad creativa y nuevas tendencias en una ciudad en la que, entre la temporada de ópera y Gloria y Arte del Toreo no encuentra ni su sitio ni su identidad cultural, híbrido de la ficticia Villar del Río y la pretenciosa Viena.
La Santa lleva casi veinte a?os en la brecha, aguantando viento y marea, dando espacio a quien empieza en la música y a quien ya está consagrado en círculos que nunca verán la luz más que los minúsculos huecos que el fast food cultural permite. Dos décadas dando vida a la música independiente como sala con un innegable gusto propio y una trayectoria contrastada y reconocida no sólo en Asturias sino en todo el panorama estatal.
Ahora resulta que La Santa, que nunca ha tenido quejas de los vecinos de su inmueble, puede verse obligada a poner punto final a las actuaciones en vivo. En Oviedo está prohibida la música en directo en locales del Casco Antiguo, como si eso fuese la solución definitiva a los problemas de la movida, y ha comenzado la caza de brujas. A este paso prohibirán, en esa misma lógica, los conciertos de San Mateo, los pasacalles de la Banda de Gaitas, la tuna, y hasta cerrarán la boca a la gastada voz, verdadero salvavidas cotidiano, que canta a Paco Ibá?ez en la calle Cimadevilla. El objetivo es desertizar esta ciudad de expresiones no controladas. Aquí tendremos o Bertín Osborne o nada.
Ya han prohibido la música; ahora convertirán la felicidad, el beso y hasta la risa en actividades clandestinas.
La Santa lleva casi veinte a?os en la brecha, aguantando viento y marea, dando espacio a quien empieza en la música y a quien ya está consagrado en círculos que nunca verán la luz más que los minúsculos huecos que el fast food cultural permite. Dos décadas dando vida a la música independiente como sala con un innegable gusto propio y una trayectoria contrastada y reconocida no sólo en Asturias sino en todo el panorama estatal.
Ahora resulta que La Santa, que nunca ha tenido quejas de los vecinos de su inmueble, puede verse obligada a poner punto final a las actuaciones en vivo. En Oviedo está prohibida la música en directo en locales del Casco Antiguo, como si eso fuese la solución definitiva a los problemas de la movida, y ha comenzado la caza de brujas. A este paso prohibirán, en esa misma lógica, los conciertos de San Mateo, los pasacalles de la Banda de Gaitas, la tuna, y hasta cerrarán la boca a la gastada voz, verdadero salvavidas cotidiano, que canta a Paco Ibá?ez en la calle Cimadevilla. El objetivo es desertizar esta ciudad de expresiones no controladas. Aquí tendremos o Bertín Osborne o nada.
Ya han prohibido la música; ahora convertirán la felicidad, el beso y hasta la risa en actividades clandestinas.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 7 de noviembre de 2003.
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