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10.3.06

MOVIDA, OCIO Y DESCANSO

En las últimas semana se ha suscitado un debate público sobre las consecuencias del fenómeno de la denominada movida, en aspectos como la salud de los jóvenes, el orden público o el descanso vecinal. No es un tema nuevo, claro está, aunque lo que sí es nuevo, o quizás más intenso, son las posiciones expuestas sobre esta cuestión, en la que en no pocas ocasiones falta un punto necesario de sensatez.
La respuesta que por el momento ofrece el Ayuntamiento es bastante corta de miras, puesto que sólo se basa, por el momento, en la perspectiva restrictiva, a través del endurecimiento de la normativa municipal que afecta al sector hostelero en el Casco Antiguo y otras zonas de ocio juvenil. Puede que tenga sentido establecer nuevas obligaciones e impedimentos para la actividad hostelera, considerando algunas externalidades de la misma, pero en todo caso esto debe venir acompa?ado de otras estrategias y enfoques ante esta realidad, empezando por inventivar otras actividades económicas y comerciales en las zonas saturadas por el monocultivo hostelero.
Vista la situación, es fundamental introducir el sosiego necesario en el debate sobre la movida. Este asunto no puede ser considerada una “guerra” en la que inevitablemente haya vencedores y vencidos. Sólo desde la serenidad se puede afrontar este tema con la esperanza de resultados positivos y perdurables. Por eso, desde el Grupo Municipal Socialista proponemos que, recogiendo experiencias puntuales previas,el equipo de Gobierno municipal forme una mesa de diálogo permanente que concite a empresarios de hostelería, representantes vecinales, Consejo de la Juventud de Oviedo, fuerzas de seguridad, administración y grupos políticos. Esta mesa proyectaría a la sociedad la necesidad de establecer pautas de consenso sobre esta materia, promoviendo la corresponsabilidad de todas las partes, compatible con la adopción de un catálogo de medidas concretas articuladas en lo que podría denominarse un Pacto Cívico por la Conciliación del Ocio y el Descanso.
En este sentido, apunto algunas posibles iniciativas. Es imprescindible comprometer al sector hostelero para que haya una conciencia real sobre la necesidad de cumplir la normativa y evitar que su actividad produzca efectos negativos a terceros. Se puede arbitrar, por ejemplo, la puesta en marcha de un Código de Compromiso, respaldado por incentivos para los que se sumen a él, por el cuál los establecimientos erradiquen la venta de alcohol a menores, promuevan el ajuste a la legalidad, incentiven actividades de ocio en los locales no sólo volcadas en el consumo de alcohol, etc. Por otro lado, a través de los colectivos juveniles, es oportuno profundizar en actividades de reducción de riesgos en el consumo, en campa?as de educación para la salud, en la formación en habilidades sociales y conductas cívicas, desde la perspectiva de una relación entre iguales, a través de mediadores juveniles, y no sólo con la estrategia prohibitiva como instrumento de respuesta ante la movida. Además, cabe ampliar el impacto de las iniciativas preventivas del Plan Municipal sobre Dorgas y el programa de ocio alternativo juvenil, con nuevas actividades, mayor presupuesto y objetivos más ambiciosos. Finalmente, la administración debe animar este proceso de diálogo, situándose como garante de la legalidad y protegiendo los derechos de los vecinos, dando acomodo al derecho al descanso y al derecho al ocio y a la actividad empresarial en un relación que, aunque siempre presentará perfiles complicados, discurra en un cauce razonable y, en la medida de lo posible, armonioso.
Junto a esto, es imprescindible liberar de la estigmatización que se cierne sobre los adolescentes de nuestra ciudad. Es un error lamentable tanto ser condescendiente con determinadas conductas incívicas de algunos jóvenes como ofrecer implícitamente sobre todo un grupo de edad una imagen distorsionada de la realidad, en la que se subrayan los aspectos negativos vinculados a ciertas pautas de ocio y se olvidan importantes valores propios de la condición juvenil: creatividad, iniciativa, imaginación, espíritu libre, asunción de principios democráticos, etc. Los adolescentes está claro que ni son unos santos ni aprendices de Atila. Simplemente reclaman el derecho a ser lo que son: un manojo de dudas, vitalidad, e incertidumbres. La adolescencia es en sí misma problemática, y ello tiene repercusiones que es conveniente analizar con rigor y decisión, pero sin paternalismos ni severidad extrema.

Publicado en La Nueva Espa?a, diciembre 2003