INDIANOS
Dice German Ojeda que Asturias ha tenido históricamente dos exportaciones primordiales: el carbón y el asturiano. Hoy por hoy seguramente de lo primero exportemos más bien poco –incluso se trae de fuera- pero en lo segundo seguimos siendo tierra de emigrados.
Hay quien dice que no son tantos los jóvenes asturianos que hacen las maletas para buscarse la vida en otros lares. También se dice que el saldo migratorio es positivo para Asturias, porque el flujo de inmigración de África y América es cada vez más notable. Otros se?alan que en esta era de la globalización es positivo desarrollar aptitudes y experiencias laborales al otro lado de Pajares o el Cantábrico. Tienen razón, y no es menos cierto que, salvo el paréntesis de los a?os del desarrollismo industrial de mediados del siglo XX, los asturianos pocas veces fueron profetas en su tierra, y necesitaron un aire más seco o un sol menos compasivo para alcanzar el éxito.
Sin embargo, Asturias no debe resignarse a seguir despidiendo a pu?ados de jóvenes en busca de expectativas de autonomía y vida propia. Ni tenemos legitimidad para reclamar, a aquellos que se van, que vuelvan pronto para traer la nueva empresa, su red de comercialización y sus estrategias de desarrollo, que vienen a ser el agua, la palmera y la escuela de anta?o. Por otra parte, no podemos olvidar que, hoy como ayer, el emigrante no siempre se sale con la suya, y no siempre regresa con sus esperanzas cumplidas.
Es decir, que es necesario estrechar lazos con los asturianos que emprenden la eterna aventura de salir de la tierra; pero no podemos, otra vez, empe?ar toda la suerte de Asturias a la de los modernos indianos. Más temprano que tarde tendremos que ser capaces de sacar, nosotros mismos, nuestras casta?as del fuego.
Hay quien dice que no son tantos los jóvenes asturianos que hacen las maletas para buscarse la vida en otros lares. También se dice que el saldo migratorio es positivo para Asturias, porque el flujo de inmigración de África y América es cada vez más notable. Otros se?alan que en esta era de la globalización es positivo desarrollar aptitudes y experiencias laborales al otro lado de Pajares o el Cantábrico. Tienen razón, y no es menos cierto que, salvo el paréntesis de los a?os del desarrollismo industrial de mediados del siglo XX, los asturianos pocas veces fueron profetas en su tierra, y necesitaron un aire más seco o un sol menos compasivo para alcanzar el éxito.
Sin embargo, Asturias no debe resignarse a seguir despidiendo a pu?ados de jóvenes en busca de expectativas de autonomía y vida propia. Ni tenemos legitimidad para reclamar, a aquellos que se van, que vuelvan pronto para traer la nueva empresa, su red de comercialización y sus estrategias de desarrollo, que vienen a ser el agua, la palmera y la escuela de anta?o. Por otra parte, no podemos olvidar que, hoy como ayer, el emigrante no siempre se sale con la suya, y no siempre regresa con sus esperanzas cumplidas.
Es decir, que es necesario estrechar lazos con los asturianos que emprenden la eterna aventura de salir de la tierra; pero no podemos, otra vez, empe?ar toda la suerte de Asturias a la de los modernos indianos. Más temprano que tarde tendremos que ser capaces de sacar, nosotros mismos, nuestras casta?as del fuego.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 16 de julio de 2004
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home