BALANCE MATEÍNO
Acaban de finalizar las celebraciones de San Mateo y como principal acontecimiento festivo de nuestra ciudad, es oportuno realizar un balance sereno de las actividades que la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) programa, formulando así mismo algunas propuestas para el futuro. Vaya por delante que aquello que ha dicho el Alcalde de que las fiestas funcionan tan estupendamente como la creación de empleo espero que no sea verdad, ya que, por si Gabino de Lorenzo no se ha enterado, en nuestro municipio el paro juvenil supera el 40% y la evolución del desempleo es más negativa que en el resto de nuestra Comunidad. Pero, críticas aparte a la demagogia de nuestro Alcalde, voy al asunto que nos ocupa, y lo hago con un sencillo guión.
- Es necesario innovar para estar a la altura del público. A?o tras a?o el mismo esquema se repite, y rayamos la monotonía. Claro que hay cosas que funcionan, y que la ciudadanía –ovetense y asturiana- se vuelca con las fiestas, conviertiendo su afluencia masiva en lo mejor de San Mateo. Pero conviene incorporar nuevas actividades, innovar permanentemente en la oferta, y abrir el dise?o de las fiestas a la participación social (vecinos, periodistas musicales, hosteleros, comerciantes, etc.). Por ejemplo: más actividades artísticas y culturales, más animación festiva en las calles –y no sólo en centro-, una imagen más actual de las fiestas, etc.
- La programación musical necesita más aire fresco. San Mateo 2004 ha reforzado las noches temáticas de la Plaza de la Catedral y eso ha sido positivo, aunque quizá haya que plantearse si conviene conjuntar en un mismo concierto en ocasiones hasta tres grupos, o a artistas tan dispares como, por poner un caso, Javier Gurruchada y Paloma San Basilio (en la que se podría haber llamado noche heterodoxa). Hay estilos musicales prácticamente abandonados en la programación, desde el rock duro, el heavy o el pop-rock alternativo hasta la nueva canción de autor, que merecen un espacio. Oviedo puede ser, en cierta medida, digno epílogo de los grandes festivales de verano, evitando así que cada a?o más de un centenar de jóvenes emigren precisamente en las fechas festivas al Azkena Rock de Vitoria, buscando lo que aquí nunca se ofrece. La diversidad es un valor y eso se tiene que notar en todos los ámbitos, incluso recuperando alguna actuación de orquestas –también tienen su público- que este a?o han quedado fulminadas de la programación musical. Por otra parte, se peca en exceso de seguidismo respecto a la música promocionada desde programas televisivos. Sigue faltando, además, un gran concierto que sea la estrella del cartel y nos coloque poco a poco en el panorama de giras internacionales.
- Afinar con la producción de los conciertos. Este a?o la producción de los conciertos ha mejorado, pero todavía se puede hacer más. Por ejemplo, centrando los concursos –y por lo tanto los esfuerzos- para la producción de los conciertos de la Plaza de la Catedral y de San Lázaro en las actividades exlucivas de la producción. Puede parecer increíble, y hasta una broma pesada, pero, por ejemplo, la adjudicataria de los conciertos de San Lázaro tenía que desempe?ar tareas tan dispares y alejadas del objeto central del contrato como, entre otras muchas, labores auxiliares en el Día de América en Asturias (instalar las sillas, repartir serpentinas, acondicionar carrozas, alquilar tractores, etc.), el reparto del bollo y el vino, la instalación de construcciones infantiles, suministrar camiones de arena para los fuegos artificales, etc. Además, ha habido ciertos errores, como el sonido en el concierto de Vaudí o las luces en el de Alejandro Sanz, que impidieron un espectáculo pleno.
- Acertar con los emplazamientos. Está claro que fue un patinazo programar a Les Luthiers –seguramente la mejor y frustrada novedad de la programación-, en San Lázaro. Estas pistas, por otra parte, resultaron un emplazamiento frío para la mayoría de conciertos, con un escenario alejado de las gradas, fuertes corrientes de aire y dificultades para que los artistas sintieran el calor del público, ingrediente básico para una noche de éxito. Resulta paradójico que allí tuviesen lugar conciertos de 3.000 asistentes –los altos precios no animaron precisamente la afluencia-, mientras el de Melendi, gran triunfador de San Mateo, se celebró en una Plaza de la Catedral que en ningún caso está preparada para la marea humana que asistió al recital, con los consiguientes riesgos e incomodidades. Lo razonable para el futuro será combinar la Plaza de la Catedral con un coso de Buenavista cubierto y acondicionado para estos conciertos, poniendo en valor una infraestructura se?era cuya reforma es prioritaria comparándola, por ejemplo, con carísimos disparates como construir un innecesario Palacio Municipal.
- Que Oviedo suene. Además de protestar contra las restricciones a las actuaciones en vivo más allá de San Mateo –al parecer en vía de solución-, la plataforma Oviedo no Suena denunció con acierto la falta de compromiso de nuestras fiestas con los jóvenes músicos. Cabe promover que músicos asturianos puedan telonear los principales conciertos, por ejemplo. El Concurso de Rock, máxime con el buen nivel de este a?o, merece mejores premios, una producción más digna y quizá un nuevo emplazamiento (hay quien propone el Parque San Francisco), ya que la acústica de la Plaza Feijoo no es la más adecuada, y además parece que se pretende aislar esta actividad del resto de las fiestas. Se puede ganar más público y ambiente para este Concurso acompa?ándolo de una feria de intercambio de discos en las inmediaciones, por ejemplo.
- La animación de calle es clave. A esta animación de calle –que contagia el espíritu festivo- contribuyen sobremanera los chiringuitos, que efectivamente han mejorado, pero no precisamente por las facilidades municipales, ya que a pesar de estar regentados por entidades sin ánimo de lucro que aprovechan la recaudación para sus actividades anuales, se les ha obligado a asumir nuevos costes. Por cierto, a la hora de calificar mejor o peor a los chiringuitos, la SOF debería mirar antes la viga en el propio ojo, ya que el Concurso de Rock o la Muestra de Folklore tenían escenarios paupérrimos y no precisamente bien decorados. Por otra parte se echa de menos el escenario del Pinón Folixa –aquel que Slash hizo mítico-. Y la reducción de chiringuitos (de los más de 20 de hace unos a?os hasta los 13 de ahora) puede ser compensada en cierta medida permitiendo que la afición oviedista cuente en 2005 con uno en toda regla, tal y como en un primer momento solicitaron, y no sólo un peque?o stand.
- Mejorar el Día de América en Asturias. Es un desfile se?ero al que le viene bien actualizarse incorporando el homenaje a los inmigrantes latinoamericanos; pero cabe incluir la participación más destacada de más grupos folklóricos de estos países hermanos, conviertiendo la actividad en una muestra internacional de primer orden de la cultura hispana, con actividades que se unan al desfile el resto de San Mateo. Por supuesto la organización es francamente mejorable, desde la tribuna (calificarla como cutre es generoso), hasta la venta de localidades (que desesperó al más paciente), pasando por la vegüenza de ver a la reina de las fiestas sorteando como puede un cable que impedía el paso de su carroza.
- ?De verdad es oportuno subvencionar el espectáculo taurino? Este a?o se llenó la Plaza de Toros, efectivamente. Incluso la falta de organización motivó más de un altercado en la asignación de asientos. Pero conviene saber que el Ayuntamiento compra a la empresa que gestiona al coso al menos la mitad del aforo, que luego se regala en los centros sociales; en concreto 4.540 localidades de sol y 15 barreras de sombra que cuestan a las maltrechas arcas locales más de 69.000 euros –casi tanto como el presupuesto de la Concejalía de Inmigración-. No creo arriesgado afirmar que es mejor subvencionar otras actividades sociales o culturales que la asistencia a los toros. Si además el Concejal de Festejos afirma (y se queda tan ancho) que el cartel se confeccionó pensando en que esos nombres atraerían público por su fama televisiva y su presencia en la prensa del corazón, entonces uno entiende la altura de criterio utilizado. Se mire por donde se mire, en Oviedo no hay precisamente tradición taurina, y tiene poco sentido alimentarla artificialmente a base de regalar entradas a diestro y siniestro.
- Por unas fiestas con contenido cultural. El numerosísimo público que acude a San Mateo permite garantizar el éxito de una oferta cultural complementaria a la puramente festiva. Cabe proponer muestras de artes plásticas, escénicas o visuales. En los días de fiesta Oviedo proyecta una imagen al resto de Asturias y a los visitantes, y esta puede ser tanto la de ciudad alegre y festera como la del compromiso con la creación artísitca y la vanguardia cultural.
- Detalles significativos. Otras cuestiones merecen al menos una breve mención. Por un lado es digna de aplauso la intención anunciada por la SOF de incorporar un espectáculo de luces y sonido que mejoren los fuegos artificiales que, aunque mejor valorados que otros a?os, pueden caer en cierta monotonía; ahora a ver si se cumple esta promesa. El pregón –magnífico Emilio Sagi- o es el prolegómeno de las fiestas o pierde parte de sentido y emoción. La publicidad de San Mateo es en cierto modo insuficiente y a veces errónea (20.000 revistas a todo color se distribuyeron con información bastante alejada de la programación real). No se puede dejar pasar, por otra parte, la sempiterna intención del PP de ocultar que lo que ellos llaman Parque de Monte Alto –donde tiene lugar la inicial romería campestre- se llama real y legalmente Parque de Purificación Tomás; la memoria de esta histórica socialista, brava mujer y excelente concejal que fue del Ayuntamiento no se merece este trato.
Las fiestas de San Mateo son un momento de esplendor para Oviedo. Si la ciudad quiere mejorar y seguir progresando, también deben hacerlo sus celebraciones, que son en buena medida una tarjeta de presentación ante nuestro entorno. Por eso conviene analizar cómo resultan a?o tras a?os, proponer nuevos horizontes y debatir ideas para que los festejos de Oviedo estén siempre a la altura que los ovetenses se merecen.
- Es necesario innovar para estar a la altura del público. A?o tras a?o el mismo esquema se repite, y rayamos la monotonía. Claro que hay cosas que funcionan, y que la ciudadanía –ovetense y asturiana- se vuelca con las fiestas, conviertiendo su afluencia masiva en lo mejor de San Mateo. Pero conviene incorporar nuevas actividades, innovar permanentemente en la oferta, y abrir el dise?o de las fiestas a la participación social (vecinos, periodistas musicales, hosteleros, comerciantes, etc.). Por ejemplo: más actividades artísticas y culturales, más animación festiva en las calles –y no sólo en centro-, una imagen más actual de las fiestas, etc.
- La programación musical necesita más aire fresco. San Mateo 2004 ha reforzado las noches temáticas de la Plaza de la Catedral y eso ha sido positivo, aunque quizá haya que plantearse si conviene conjuntar en un mismo concierto en ocasiones hasta tres grupos, o a artistas tan dispares como, por poner un caso, Javier Gurruchada y Paloma San Basilio (en la que se podría haber llamado noche heterodoxa). Hay estilos musicales prácticamente abandonados en la programación, desde el rock duro, el heavy o el pop-rock alternativo hasta la nueva canción de autor, que merecen un espacio. Oviedo puede ser, en cierta medida, digno epílogo de los grandes festivales de verano, evitando así que cada a?o más de un centenar de jóvenes emigren precisamente en las fechas festivas al Azkena Rock de Vitoria, buscando lo que aquí nunca se ofrece. La diversidad es un valor y eso se tiene que notar en todos los ámbitos, incluso recuperando alguna actuación de orquestas –también tienen su público- que este a?o han quedado fulminadas de la programación musical. Por otra parte, se peca en exceso de seguidismo respecto a la música promocionada desde programas televisivos. Sigue faltando, además, un gran concierto que sea la estrella del cartel y nos coloque poco a poco en el panorama de giras internacionales.
- Afinar con la producción de los conciertos. Este a?o la producción de los conciertos ha mejorado, pero todavía se puede hacer más. Por ejemplo, centrando los concursos –y por lo tanto los esfuerzos- para la producción de los conciertos de la Plaza de la Catedral y de San Lázaro en las actividades exlucivas de la producción. Puede parecer increíble, y hasta una broma pesada, pero, por ejemplo, la adjudicataria de los conciertos de San Lázaro tenía que desempe?ar tareas tan dispares y alejadas del objeto central del contrato como, entre otras muchas, labores auxiliares en el Día de América en Asturias (instalar las sillas, repartir serpentinas, acondicionar carrozas, alquilar tractores, etc.), el reparto del bollo y el vino, la instalación de construcciones infantiles, suministrar camiones de arena para los fuegos artificales, etc. Además, ha habido ciertos errores, como el sonido en el concierto de Vaudí o las luces en el de Alejandro Sanz, que impidieron un espectáculo pleno.
- Acertar con los emplazamientos. Está claro que fue un patinazo programar a Les Luthiers –seguramente la mejor y frustrada novedad de la programación-, en San Lázaro. Estas pistas, por otra parte, resultaron un emplazamiento frío para la mayoría de conciertos, con un escenario alejado de las gradas, fuertes corrientes de aire y dificultades para que los artistas sintieran el calor del público, ingrediente básico para una noche de éxito. Resulta paradójico que allí tuviesen lugar conciertos de 3.000 asistentes –los altos precios no animaron precisamente la afluencia-, mientras el de Melendi, gran triunfador de San Mateo, se celebró en una Plaza de la Catedral que en ningún caso está preparada para la marea humana que asistió al recital, con los consiguientes riesgos e incomodidades. Lo razonable para el futuro será combinar la Plaza de la Catedral con un coso de Buenavista cubierto y acondicionado para estos conciertos, poniendo en valor una infraestructura se?era cuya reforma es prioritaria comparándola, por ejemplo, con carísimos disparates como construir un innecesario Palacio Municipal.
- Que Oviedo suene. Además de protestar contra las restricciones a las actuaciones en vivo más allá de San Mateo –al parecer en vía de solución-, la plataforma Oviedo no Suena denunció con acierto la falta de compromiso de nuestras fiestas con los jóvenes músicos. Cabe promover que músicos asturianos puedan telonear los principales conciertos, por ejemplo. El Concurso de Rock, máxime con el buen nivel de este a?o, merece mejores premios, una producción más digna y quizá un nuevo emplazamiento (hay quien propone el Parque San Francisco), ya que la acústica de la Plaza Feijoo no es la más adecuada, y además parece que se pretende aislar esta actividad del resto de las fiestas. Se puede ganar más público y ambiente para este Concurso acompa?ándolo de una feria de intercambio de discos en las inmediaciones, por ejemplo.
- La animación de calle es clave. A esta animación de calle –que contagia el espíritu festivo- contribuyen sobremanera los chiringuitos, que efectivamente han mejorado, pero no precisamente por las facilidades municipales, ya que a pesar de estar regentados por entidades sin ánimo de lucro que aprovechan la recaudación para sus actividades anuales, se les ha obligado a asumir nuevos costes. Por cierto, a la hora de calificar mejor o peor a los chiringuitos, la SOF debería mirar antes la viga en el propio ojo, ya que el Concurso de Rock o la Muestra de Folklore tenían escenarios paupérrimos y no precisamente bien decorados. Por otra parte se echa de menos el escenario del Pinón Folixa –aquel que Slash hizo mítico-. Y la reducción de chiringuitos (de los más de 20 de hace unos a?os hasta los 13 de ahora) puede ser compensada en cierta medida permitiendo que la afición oviedista cuente en 2005 con uno en toda regla, tal y como en un primer momento solicitaron, y no sólo un peque?o stand.
- Mejorar el Día de América en Asturias. Es un desfile se?ero al que le viene bien actualizarse incorporando el homenaje a los inmigrantes latinoamericanos; pero cabe incluir la participación más destacada de más grupos folklóricos de estos países hermanos, conviertiendo la actividad en una muestra internacional de primer orden de la cultura hispana, con actividades que se unan al desfile el resto de San Mateo. Por supuesto la organización es francamente mejorable, desde la tribuna (calificarla como cutre es generoso), hasta la venta de localidades (que desesperó al más paciente), pasando por la vegüenza de ver a la reina de las fiestas sorteando como puede un cable que impedía el paso de su carroza.
- ?De verdad es oportuno subvencionar el espectáculo taurino? Este a?o se llenó la Plaza de Toros, efectivamente. Incluso la falta de organización motivó más de un altercado en la asignación de asientos. Pero conviene saber que el Ayuntamiento compra a la empresa que gestiona al coso al menos la mitad del aforo, que luego se regala en los centros sociales; en concreto 4.540 localidades de sol y 15 barreras de sombra que cuestan a las maltrechas arcas locales más de 69.000 euros –casi tanto como el presupuesto de la Concejalía de Inmigración-. No creo arriesgado afirmar que es mejor subvencionar otras actividades sociales o culturales que la asistencia a los toros. Si además el Concejal de Festejos afirma (y se queda tan ancho) que el cartel se confeccionó pensando en que esos nombres atraerían público por su fama televisiva y su presencia en la prensa del corazón, entonces uno entiende la altura de criterio utilizado. Se mire por donde se mire, en Oviedo no hay precisamente tradición taurina, y tiene poco sentido alimentarla artificialmente a base de regalar entradas a diestro y siniestro.
- Por unas fiestas con contenido cultural. El numerosísimo público que acude a San Mateo permite garantizar el éxito de una oferta cultural complementaria a la puramente festiva. Cabe proponer muestras de artes plásticas, escénicas o visuales. En los días de fiesta Oviedo proyecta una imagen al resto de Asturias y a los visitantes, y esta puede ser tanto la de ciudad alegre y festera como la del compromiso con la creación artísitca y la vanguardia cultural.
- Detalles significativos. Otras cuestiones merecen al menos una breve mención. Por un lado es digna de aplauso la intención anunciada por la SOF de incorporar un espectáculo de luces y sonido que mejoren los fuegos artificiales que, aunque mejor valorados que otros a?os, pueden caer en cierta monotonía; ahora a ver si se cumple esta promesa. El pregón –magnífico Emilio Sagi- o es el prolegómeno de las fiestas o pierde parte de sentido y emoción. La publicidad de San Mateo es en cierto modo insuficiente y a veces errónea (20.000 revistas a todo color se distribuyeron con información bastante alejada de la programación real). No se puede dejar pasar, por otra parte, la sempiterna intención del PP de ocultar que lo que ellos llaman Parque de Monte Alto –donde tiene lugar la inicial romería campestre- se llama real y legalmente Parque de Purificación Tomás; la memoria de esta histórica socialista, brava mujer y excelente concejal que fue del Ayuntamiento no se merece este trato.
Las fiestas de San Mateo son un momento de esplendor para Oviedo. Si la ciudad quiere mejorar y seguir progresando, también deben hacerlo sus celebraciones, que son en buena medida una tarjeta de presentación ante nuestro entorno. Por eso conviene analizar cómo resultan a?o tras a?os, proponer nuevos horizontes y debatir ideas para que los festejos de Oviedo estén siempre a la altura que los ovetenses se merecen.
Publicado en La Nueva Espa?a, septiembre 2004
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