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10.3.06

EL AYUNTAMIENTO DEBE APOYAR A LA FAMILIA DE JOSÉ COUSO

Hace unos días el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Oviedo mantuvo un encuentro con representantes del Colectivo de Hermanos, Amigos y Compa?eros de José Couso Permuy, encabezados por su hermana Bárbara. Conocimos de primera mano su tenaz lucha en demanda de justicia y la dramática situación de indefensión y desamparo que unos ciudadanos espa?oles están padeciendo por la inacción del gobierno de Espa?a.
Como es sabido el cámara José Couso fue asesinado el 8 de abril en el Hotel Palestina, donde se alojaba la prensa internacional, abatido por un disparo de un carro de combate del ejército estadounidense. Los testimonios de los testigos, las pruebas recavadas y el contexto de dicho suceso, tal y como ratifican los propios compa?eros de Couso, se?alan que se trató seguramente de una acción deliberada y consciente, cuyo objetivo sería amenazar a los medios de comunicación que informaban sobre la ocupación de Iraq.
Once meses después, la familia de José Couso aún no ha recibido ninguna clase de explicación oficial por parte del gobierno espa?ol. Ni siquiera le han remitido sus condolencias formalmente. La familia de José Couso, sin embargo, no ha desistido en su reclamación de amparo a nuestras autoridades para exigir el esclarecimiento de los hechos y un proceso judicial que dirima las responsabilidades ante lo que, posiblemente, constituye un crimen de guerra. El gobierno de José María Aznar ha aceptado como suficiente un informe procedente del Comando Central del Ejército Estadounidense, que además de ser emitido por una parte interesada, desecha cualquier clase de explicación o investigación del crimen. En este caso, los derechos de un ciudadano espa?ol, y los de su familia, han sido aplastados ante la indiferencia de las autoridades espa?olas. ?Qué concepción del patriotismo maneja nuestro gobierno cuándo agacha la cabeza ante el asesinato de un ciudadano espa?ol por las fuerzas armadas norteamericanas?
Para denunciar esta actitud, y con el objetivo de exigir una investigación imparcial y exhaustiva que pueda desembocar en un proceso judicial con garantías contra los autores de este crimen, los familiares de Couso han solicitado a los ayuntamientos de Espa?a que reclamen al gobierno que deje atrás su silencio cómplice y emprenda las acciones diplomáticas y legales oportunas. Y ya están obteniendo respuesta, con un goteo incesante de declaraciones plenarias o acuerdos de los gobiernos municipales en este sentido. En Asturias, por ejemplo, los ayuntamientos de Gijón o Siero ya han expresado su apoyo a las peticiones de la familia de Couso. En otros municipios se han acordado declaraciones de apoyo en ocasiones con la abstención del Partido Popular, facilitando su aprobación, e incluso con su voto favorable, como fue el caso de El Ferrol, ciudad natal de José Couso.
Desde el Grupo Socialista presentamos, ya en octubre de 2003, una moción para que el Ayuntamiento de Oviedo se posicione apoyando las justas peticiones de los familiares de Couso. Entendemos que nuestro Ayuntamiento, como administración que debe estar comprometida con los derechos humanos, y ante un caso como este de excepcional gravedad por la actitud pasiva del gobierno, tiene que pronunciarse en defensa de la dignidad de un conciudadano asesinado en una guerra injusta, inmoral e ilegal. Los socialistas llevaremos esta moción al próximo Pleno, con la esperanza de que el Grupo Municipal Popular posibilite que Oviedo se sume al clamor para restaurar la justicia que reclama la familia de José Couso.Queremos, además, que con la aprobación de esta moción se reconozca el trabajo de los profesionales de los medios de comunicación que arriesgan su vida para desempe?ar su oficio en los conflictos armados. La muerte del corresponsal de Antena 3 en Haití, Ricardo Ortega, asesinado por partidarios aramados del expresidente Aristide, nos ha vuelto a recordar que los profesionales de la información son objetivo militar para los enemigos de la paz y la justicia, y que estos crímenes de guerra no pueden en ningún caso permanecer impunes.
Publicado en La Nueva Espa?a, marzo 2004