LECCIÓN
Hemos vivido acontecimientos históricos hace unos días. Esto es una perogrullada, pero no lo es tanto la ense?aza que lo sucedido nos permite extraer. Las conclusiones, por fortuna, son realmente alentadoras.
Para empezar, con su voto el domingo (la participación ha sido considerablemente alta) y con su masiva movilización el viernes, la ciudadanía ha demostrado estar a la altura de las circunstancias en situaciones críticas, demostrando altura de miras y compromiso colectivo cuando más se precisa.
Para seguir, en la indignación expresada el sábado se traslucía un rechazo frontal a la manipulación y el enga?o masivo. La marea de información alternativa que inundó correos electrónicos y teléfonos móviles demostró que cuanto mayor es la presión mediática de un poder que acumula resortes de intoxicación y tergiversación, mayores son también (e innovadores) los instrumentos que la ciudadanía articula para crear espacios de verdad y transparencia que nos eviten la axfisia del monolítico sistema de (des)información.
Y, para concluir, el sentido del voto, el cambio posible, tiene un elemento evidente, que el PSOE no puede obviar, de voto de castigo no sólo a este gobierno, sino a todos los gobiernos que se califiquen por su autoritarismo y por el abuso de su posición. Los ciudadanos han rechazado a los gobernantes que imponen sus prejuicios y dogmas, que no dialogan, que se cierran en banda con sus posiciones, que pretenden ahogar toda disidencia y que buscan dominar todos los ámbitos de decisión, acallando el pluralismo, erosionando la división de poderes y, por extensión, el sistema democrático. El 14-M hemos dado la bienvenida a un actor que muchos minusvaloraban: la ciudadanía crítica, consciente y responsable. El papel que representa es central en esta obra, y aunque reserve su fuerza para grandes salidas a escena, cuando quiere todas las tablas son suyas, por suerte.
Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 19 de marzo de 2004
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