CLAUSTRO ESPERPÉNTICO
Vaya por delante: el reciente Claustro en el que se abordó el Plan Plurianual 1999 – 2004 no puede tener otra calificación que no sea la de esperpéntico. Nada más empezar, y tras una exposición más o menos aséptica y relativamente clarificadora de los vicerrectores de turno, llega el rector y le cuenta a la comunidad universitaria que no, que no se trataba del Plan Plurianual, sino de algo así como “las líneas generales del mismo”. Absorta la concurrencia, con esas palabras que descolocaron a todos, el sentimiento es de tomadura de pelo. O sea que sólo son líneas generales.
Después llega el turno de intervenciones; en él un número cuantioso de profesores, algunos de éllos no especialmente marcados como opositores al rector, integrantes del PAS (personal de administración y servicios) y alumnos critican el Plan desde muy diversos flancos: ausencia de evaluación de lo actual, estudios poco rigurosos o también inexistentes, contradicciones en el propio Plan, dudosa justificación de determinadas titulaciones e inversiones, sombras sobre la cuantía de las necesidades económicas que oscilan en cifras de miles de millones, financiación en muchos casos de aún nada clara seguridad, inoportunidad del momento de presentación, elaboración a espaldas de la comunidad universitaria, y una larga lista de peros, objeciones y opiniones contrarias. Pero después viene lo mejor; o, preferiblemente se debería decir lo peor. Tres intervenciones de alumnos de Foro, más concretamente pertenecientes a ese grupo de acólitos fieles de Rodríguez hasta el halago exacerbado, dejan la dignidad del Claustro por los suelos asegurando, sin, según apuesta de muchos de los asistentes, haberse leído una letra del Plan, infinitas bondades de un Plan Plurianual que ni los propios redactores podrían haber sospechado ni aún en sus más bienintencionados deseos. Pero hay más, y aquí llega el insulto final a la inteligencia; aseguran estos genios y figuras que son oscuras y bastardas intenciones de poder las que mueven a los críticos a rechazar el Plan Plurianual, instando a que se callen y no molesten. Lo que faltaba; ahora resulta que estos peritos en compraventa de voluntades, aspirantes a becarios por “méritos” políticos y a campeones en gastronomía a la salud del resto, dicen a la comunidad universitaria que hay algunos que tienen que callarse, y que, además operan por intereses inconfesables. Así de alto dejan el listón en su obscenidad moral, y lo que verdaderamente me resulta más desagradable es que luego tanto la prensa regional como los diferentes observadores del proceso y algún que otro profesor engloben bajo el nombre de representación de alumnos a esta “representación impresentable”, dejando de lado que, desde luego, no todos los representantes siguen esta línea de actuación perversa, carente de toda ética y personalmente repugnante.
Sigo con el tema. Finalmente, y viendo que arreciaba el temporal, el rector hace uno de sus afamados quiebros y, supuestamente, viene a recoger las peticiones de los profesores Rodríguez del Amo y Santos González y propone la convocatoria de un nuevo Claustro para nombrar una comisión de seguimiento del Plan. Parece que la gente se creyó que iba en serio, o que esa comisión, en el caso de que se constituya (lo cuál honestamente me permito dudar), iba a tener competencias reales para mejorar, reformar y consensuar un Plan válido y de todos. El caso es que, al día siguiente el Plan sale adelante, en una votación en la que unos 60 o 70 votantes a los que la sesión del día anterior no les interesó (acudir al Claustro es una obligación prioritaria según el propio reglamento del órgano) finalmente, al parecer, si adoptaron su decisión.
Pero no nos enga?emos: no se puede decir precisamente que el Plan haya sido alumbrado con muchos bríos. Se aprobó con el 56% a favor, se le define por el propio rector como líneas generales y, afortunadamente, por otra parte, debe sufrir ahora un proceso de discusión y decisión en Consejo Social, que para algo está. Veremos finalmente en que queda, con la esperanza de que sea provechoso para esta Universidad.
Después llega el turno de intervenciones; en él un número cuantioso de profesores, algunos de éllos no especialmente marcados como opositores al rector, integrantes del PAS (personal de administración y servicios) y alumnos critican el Plan desde muy diversos flancos: ausencia de evaluación de lo actual, estudios poco rigurosos o también inexistentes, contradicciones en el propio Plan, dudosa justificación de determinadas titulaciones e inversiones, sombras sobre la cuantía de las necesidades económicas que oscilan en cifras de miles de millones, financiación en muchos casos de aún nada clara seguridad, inoportunidad del momento de presentación, elaboración a espaldas de la comunidad universitaria, y una larga lista de peros, objeciones y opiniones contrarias. Pero después viene lo mejor; o, preferiblemente se debería decir lo peor. Tres intervenciones de alumnos de Foro, más concretamente pertenecientes a ese grupo de acólitos fieles de Rodríguez hasta el halago exacerbado, dejan la dignidad del Claustro por los suelos asegurando, sin, según apuesta de muchos de los asistentes, haberse leído una letra del Plan, infinitas bondades de un Plan Plurianual que ni los propios redactores podrían haber sospechado ni aún en sus más bienintencionados deseos. Pero hay más, y aquí llega el insulto final a la inteligencia; aseguran estos genios y figuras que son oscuras y bastardas intenciones de poder las que mueven a los críticos a rechazar el Plan Plurianual, instando a que se callen y no molesten. Lo que faltaba; ahora resulta que estos peritos en compraventa de voluntades, aspirantes a becarios por “méritos” políticos y a campeones en gastronomía a la salud del resto, dicen a la comunidad universitaria que hay algunos que tienen que callarse, y que, además operan por intereses inconfesables. Así de alto dejan el listón en su obscenidad moral, y lo que verdaderamente me resulta más desagradable es que luego tanto la prensa regional como los diferentes observadores del proceso y algún que otro profesor engloben bajo el nombre de representación de alumnos a esta “representación impresentable”, dejando de lado que, desde luego, no todos los representantes siguen esta línea de actuación perversa, carente de toda ética y personalmente repugnante.
Sigo con el tema. Finalmente, y viendo que arreciaba el temporal, el rector hace uno de sus afamados quiebros y, supuestamente, viene a recoger las peticiones de los profesores Rodríguez del Amo y Santos González y propone la convocatoria de un nuevo Claustro para nombrar una comisión de seguimiento del Plan. Parece que la gente se creyó que iba en serio, o que esa comisión, en el caso de que se constituya (lo cuál honestamente me permito dudar), iba a tener competencias reales para mejorar, reformar y consensuar un Plan válido y de todos. El caso es que, al día siguiente el Plan sale adelante, en una votación en la que unos 60 o 70 votantes a los que la sesión del día anterior no les interesó (acudir al Claustro es una obligación prioritaria según el propio reglamento del órgano) finalmente, al parecer, si adoptaron su decisión.
Pero no nos enga?emos: no se puede decir precisamente que el Plan haya sido alumbrado con muchos bríos. Se aprobó con el 56% a favor, se le define por el propio rector como líneas generales y, afortunadamente, por otra parte, debe sufrir ahora un proceso de discusión y decisión en Consejo Social, que para algo está. Veremos finalmente en que queda, con la esperanza de que sea provechoso para esta Universidad.
Por cierto, Foro ya se plantea, al parecer, cambiarse de nombre (por Estudiantes de Derecho, Estudiantes de tal o cuál facultad, etc.), me imagino que para travestir su propia vergüenza. Aunque la mona se vista de seda...
Publicado en el Informativo Universitario Aulas, diciembre de 1999.
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