ARTE DE LA GEOMETRÍA VARIABLE
Algunos se
echan las manos a la cabeza ante la posibilidad de que el PSOE y el PP alcancen
un acuerdo que permita la aprobación de la Ley de Presupuestos Generales del
Principado de Asturias para 2014 que acaba de comenzar su tramitación
parlamentaria. La verdad cuesta entender por qué, teniendo en cuenta el
escenario político en el que nos encontramos.
De momento
lo que tenemos es un Proyecto de Ley aprobado por el Consejo de Gobierno y
presentado a la Cámara; y un calendario de tramitación respaldado por la Mesa
de la Junta General, que en los últimos años viene siendo tolerante –supongo
que no queda otro remedio, aunque la práctica no sea buena- con el retraso en
la remisión anual del Proyecto. Es
decir, cualquier acuerdo que se geste no se efectuará alumbrando un texto
radicalmente contrario a las expectativas naturales ni a la planificación ordinaria
del Gobierno, sino sobre la base de lo que éste, con sus propias previsiones y
esperando obtener apoyos parlamentarios suficientes, ha aprobado como Proyecto.
Otra cosa es que, en una negociación, perfectamente posible y parece que
viable, se realicen concesiones mutuas asumibles que no desfiguren el proyecto,
porque se necesitará que el PP vote en contra de una enmienda a la totalidad si
es que Foro, IU y UPyD suman sus votos (18 escaños, uno más que los 17 del
PSOE) para rechazar de plano el Proyecto, cosa que, en el actual grado de
enconamiento de la relación del PSOE con los que hasta ahora eran sus socios
preferenciales, no es descartable. Por otra parte, cualquier aceptación de
enmiendas del PP en la tramitación tampoco desvirtuará el Proyecto, porque
después del debate de totalidad, de continuar adelante la tramitación, quedan
fijadas las cuantías globales de los estados de los Presupuestos y cualquier
modificación con aumento de créditos debe llevar aparejada la disminución en
igual cuantía en otro de la misma sección. Es decir, enmendar al detalle un
Presupuesto, con posibilidades reales y creíbles de que la modificación se haga
efectiva, es cosa complicada porque su equilibrio interno no es susceptible de
cambios sustanciales y porque la técnica reglamentaria tampoco permite un
margen significativo para ello.
El debate parece
que estará, por lo tanto, en algunos aspectos de la política fiscal, en cierto
modo más simbólicos que otra cosa, como lo relativo a la disminución del mínimo exento del Impuesto sobre el Patrimonio, de los 700.000 € que prevé
subsidiariamente la Ley reguladora de este tributo a los 500.000 € que, en
ejercicio de la facultad que confiere dicha Ley a la Comunidad Autónoma se
plantea en el Proyecto. Veremos en qué grado hay flexibilidad mutua para
soluciones de compromiso, en una materia en la que, lo que se echa en falta, es
una revisión serena y completa –jurídica, presupuestaria y política- del
conjunto de decisiones en materia tributos propios y cedidos, que, a base de
empujones, primero de la tendencia desfiscalizadora (antes de la crisis) y
después de la contraria (en el combate contra el déficit público), ha creado no
pocas distorsiones.
Pero el
fondo del asunto no debe sorprender. Retirado el apoyo estable de IU y UPyD por
legítima decisión de estas fuerzas políticas a resultas del desencuentro en la
reforma electoral, el Gobierno autonómico y el grupo político que lo sustenta
tienen similar legitimidad para buscar, si es factible, aliados parlamentarios
puntuales distintos para cada materia, según el enfoque de cada asunto, sin que
tenga que llamar a escándalo que el PP posibilite la aprobación de unos
Presupuestos Generales. Salvo para visiones sesgadas, es evidente que la
decisión no comporta acuerdo permanente alguno sino mera confluencia en la
convicción del interés de evitar la prórroga y movilizar los recursos disponibles
en un momento en el que la iniciativa pública es imprescindible a la vista de
las dificultades del sector privado. No hay riesgo alguno de que el PP, con
diez diputados, imponga su agenda política al Gobierno, sin perjuicio de que
incida en algunos aspectos donde pone especial énfasis (política fiscal, entidades
del sector público, etc.) y en los que puede haber margen para cierto
entendimiento, sin desvirtuar el programa político con el que Presidente
concurrió a los comicios y con el que obtuvo el respaldo para ser elegido.
Publicado en Asturias24, 10 de diciembre de 2013.
Etiquetas: Asturias, Gobierno de Asturias, junta general del principado de asturias, parlamento, Presupuestos, sistema parlamentario
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