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30.11.13

UNA ALTERNATIVA PROGRESISTA… Y NECESARIA

A modo de disertación y, en buena medida, de manifiesto, el economista asturiano Jonás Fernández ha publicado “Una alternativa progresista” (Ediciones Deusto, octubre de 2013) no tanto para analizar las causas de la crisis y sus responsables, sino, sobre todo, para ofrecer propuestas dirigidas a recobrar el crecimiento en beneficio común y recuperar la esperanza en la política. El autor atesora una trayectoria académica y profesional brillante pero no es un economista al uso; primero porque no es una voz más entre aquellas que, siguiendo los mantras de la corriente principal, se limitan a apuntalar lo ya dicho por los centros de pensamiento económico dominante; segundo, porque no rehúye el posicionamiento personal y reclama un sentido moral y político a la ciencia económica, algo en desuso en tiempos de hipócrita elevación a los altares de la supuesta asepsia de su disciplina; y tercero, y no menos importante, porque su espíritu crítico le impide igualmente caer en ensoñaciones que se alejen de la realidad de una materia, la macroeconomía, en la que el voluntarismo y la falta de solidez pueden empedrar el infierno de buenas intenciones. En “Una alternativa progresista”, no hay lecciones de economía descarnada pero sí solvencia en el análisis, madurez en el enfoque y compromiso en los objetivos. No es un libro puramente teórico ni un manual político, sino una aportación meditada, pegada a los problemas de nuestro tiempo y centrada en una agenda realizable pero ambiciosa en un momento en el que, frente al actual estado de cosas, cunde a partes iguales la resignación y la insensatez.
La obra gira sobre dos ejes fundamentales, que constituyen toda una reivindicación y un ideario personal, que bebe del recorrido histórico de la izquierda con vocación de gobierno. El primer eje es la recuperación de un impulso reformista desde posiciones progresistas, desgranando los aspectos principales de un amplio programa en política europea, defendiendo una integración económica real e instituciones eficaces; finanzas; fiscalidad, mercado de trabajo; Estado del Bienestar; Administración y funcionamiento del sistema de partidos, aspecto en el que se muestra abiertamente crítico con el escenario actual. Acierta plenamente en el punto de partida, situándose frente a la apropiación del discurso reformista por la derecha, que ha patrimonializado y colocado esa ambivalente etiqueta a todos los productos de su política involucionista; y combinando su apuesta con el prudente escepticismo frente a las posiciones instaladas en una ética de la resistencia sin duda muy digna pero sin más alternativas viables que contar, mes a mes, los evidentes retrocesos de este periodo. Efectivamente, hace falta recuperar un espíritu pragmático pero exigente y, porque no decirlo, optimista y esperanzado, que quiera recurrir a la acción política colectiva -y a las ideas que la sustentan- como instrumento valioso para promover cambios efectivos y que esté dispuesto a superar inmovilismos y añoranzas (nada será lo que fue) que conducen a la inacción, a la derrota y a la inútil melancolía. 
El otro eje sobre el que gira su propuesta es un genuino pero actualizado pensamiento socialdemócrata, del que escasea por su coherencia y por reivindicarse en las horas bajas de esta corriente, atrapada entre los escombros de sus veladas renuncias, el neoliberalismo más atroz, los populismos de uno y otro signo, los nacionalismos varios y el puro nihilismo de las invocaciones antisistema. Parece mentira que sea hoy reducto de unos pocos la defensa de políticas de reformas dirigidas a sentar las bases de economías eficientes y competitivas para favorecer la cohesión social y las oportunidades, que eso es en esencia la socialdemocracia, pero así estamos.
Como declara la cita del poeta Ángel González con la que se abre el ensayo, el futuro es “tiempo de verbo en marcha”, porque, precisamente, de lo que se trata es de incitar a la reflexión y, con ella, motivar para la acción política, sin quedarse atrapada en seminarios y discusiones etéreas. Si el compromiso proviene de la ciencia económica, en estos momentos en que se precisan discursos eficaces y bien construidos, tendremos buenos mimbres para construir la alternativa necesaria.

Publicado en Asturias24, 26 de noviembre de 2013.

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