UNA ALTERNATIVA PROGRESISTA… Y NECESARIA
La obra gira sobre dos ejes fundamentales, que constituyen toda una reivindicación y un ideario personal, que bebe del recorrido histórico de la izquierda con vocación de gobierno. El primer eje es la recuperación de un impulso reformista desde posiciones progresistas, desgranando los aspectos principales de un amplio programa en política europea, defendiendo una integración económica real e instituciones eficaces; finanzas; fiscalidad, mercado de trabajo; Estado del Bienestar; Administración y funcionamiento del sistema de partidos, aspecto en el que se muestra abiertamente crítico con el escenario actual. Acierta plenamente en el punto de partida, situándose frente a la apropiación del discurso reformista por la derecha, que ha patrimonializado y colocado esa ambivalente etiqueta a todos los productos de su política involucionista; y combinando su apuesta con el prudente escepticismo frente a las posiciones instaladas en una ética de la resistencia sin duda muy digna pero sin más alternativas viables que contar, mes a mes, los evidentes retrocesos de este periodo. Efectivamente, hace falta recuperar un espíritu pragmático pero exigente y, porque no decirlo, optimista y esperanzado, que quiera recurrir a la acción política colectiva -y a las ideas que la sustentan- como instrumento valioso para promover cambios efectivos y que esté dispuesto a superar inmovilismos y añoranzas (nada será lo que fue) que conducen a la inacción, a la derrota y a la inútil melancolía.
El otro eje sobre el que gira su propuesta es un genuino pero actualizado pensamiento socialdemócrata, del que escasea por su coherencia y por reivindicarse en las horas bajas de esta corriente, atrapada entre los escombros de sus veladas renuncias, el neoliberalismo más atroz, los populismos de uno y otro signo, los nacionalismos varios y el puro nihilismo de las invocaciones antisistema. Parece mentira que sea hoy reducto de unos pocos la defensa de políticas de reformas dirigidas a sentar las bases de economías eficientes y competitivas para favorecer la cohesión social y las oportunidades, que eso es en esencia la socialdemocracia, pero así estamos.
Como declara la cita del poeta Ángel González con la que se abre el ensayo, el futuro es “tiempo de verbo en marcha”, porque, precisamente, de lo que se trata es de incitar a la reflexión y, con ella, motivar para la acción política, sin quedarse atrapada en seminarios y discusiones etéreas. Si el compromiso proviene de la ciencia económica, en estos momentos en que se precisan discursos eficaces y bien construidos, tendremos buenos mimbres para construir la alternativa necesaria.
Publicado en Asturias24, 26 de noviembre de 2013.
Etiquetas: ciencias sociales, crisis, economía, economistas, política, progresistas
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