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17.5.08

25 AÑOS DE LA VICTORIA SOCIALISTA EN OVIEDO


El pasado 8 de mayo se cumplieron 25 años del triunfo del PSOE en las elecciones municipales de 1983 en Oviedo. Aquel día, 40.728 electores otorgaron su confianza a la lista encabezada por Antonio Masip, que batió al hasta entonces Alcalde, Luis Riera, que obtuvo 39.727 sufragios. Cuatro años después, los ovetenses renovaron su confianza en los socialistas, que en las elecciones municipales de 1987 obtuvieron 40.809 votos frente a los 31.022 de Alianza Popular, encabezada ya entonces por Gabino de Lorenzo.
Durante el periodo 1983-1991, el PSOE gobernó sin tener la mayoría absoluta en la Corporación, precisando el apoyo del PCA, primero, y después del CDS e IU, con todos los altibajos propios de esta colaboración, para llevar a término los diferentes proyectos e iniciativas planteadas. Además de las dificultades derivadas de esta situación, no menos complicadas eran en aquel entonces las circunstancias que atravesaban los ayuntamientos españoles, que hasta 1985 no tuvieron, mediante la Ley de Bases de Régimen Local, suficiente garantía de su protagonismo a todos los niveles como administración autónoma. El despertar del municipalismo en España –y a ello no fue ajeno nuestro Ayuntamiento- tuvo lugar mientras las demandas ciudadanas ante el poder local se intensificaban, estaba casi todo por hacer incluso en servicios públicos básicos, y apenas se contaba con recursos económicos y experiencia en la configuración y gestión de los ayuntamientos democráticos.
En este difícil contexto, la labor del gobierno municipal en aquellos años, con todos los peros que quieran ponerse, fue, en conjunto, meritoria. Se asentó la estructura y funcionamiento de la administración y la hacienda municipal. Se normalizaron servicios como el de recogida de basuras o el abastecimiento de aguas, hasta entonces origen de continuos quebraderos de cabeza para los vecinos. En materia cultural y educativa, cabe destacar la recuperación del Teatro Campoamor y la colaboración con la Universidad, especialmente estrecha en aquella época, como atestigua el Campus del Milán, cuyos terrenos obtuvo el Ayuntamiento. Se potenciaron los valores cívicos de respeto al medio ambiente, promoción de la actividad deportiva o de los derechos de los consumidores, fomento de la igualdad y apoyo a los jóvenes. Se popularizaron las fiestas locales, cuyo modelo –hoy algo deteriorado- sigue bebiendo del entonces implantado. Se pusieron en marcha importantes equipamientos para los ciudadanos, como el entonces pionero Centro Social de Ventanielles. Se abrió paso, aunque tímidamente (en buena parte por la polémica asociada), a las peatonalizaciones, y a un crecimiento urbano ordenado. Se impulsó el Parque de Invierno y se puso en marcha el Parque Purificación Tomás, en un proceso de recuperación de espacios en el entorno del Naranco, unido a la creación de la pista finlandesa, proceso que después quedó en buena parte truncado hasta nuestros días.
No sobre recordar los elementos más positivos –muchos- del mandato de Antonio Masip, porque algunos siguen empeñados en abonar la peligrosa tendencia del adanismo, esa que convierte a cada nuevo (o no tan nuevo) gobernante en inventor y padre de todo, menospreciendo por sistema a aquellos que le precedieron y a la gestión que desplegaron. Por eso, con sus luces y sombras, predominando las primeras, cabe recordar que el nuevo tiempo abierto en el Ayuntamiento de Oviedo a partir de 1983 tuvo en aquellas elecciones su comienzo, y que, pasados ya 25 años desde entonces, es conveniente y de justicia recordar a quienes protagonizaron aquellos años de cambio con su esfuerzo y vocación, empezando por el propio Antonio Masip.
Por otra parte, este aniversario –tan poco recordado pese a su indudable simbolismo- permite también subrayar que fue posible en Oviedo un gobierno del PSOE, que éste no fue flor de un día, y que las etiquetas que pretenden enclaustrar a nuestra ciudad como netamente conservadora y patrimonio político de la derecha no son verdades absolutas, como entonces se demostró. Es decir, no existe una atávica maldición que impida al PSOE acceder a responsabilidades de gobierno en Oviedo, de modo que, generando la confianza suficiente sobre la viabilidad, necesidad y oportunidad de la alternativa política, la ciudadanía podrá decidir sabiendo que, en democracia, ningún representante público, por prolongado que haya sido su mandato y marcada que esté su huella, tiene asegurada su continuidad.

Publicado en Oviedo Diario, 17 de mayo de 2008.