LA ESPERANZA

200.000 personas se manifiestan en Washington contra el ataque planeado por Bush Jr. contra Irak. Otros 50.000 en San Francisco. También ha habido movilizaciones multitudinarias en el Reino Unido, y, por descontado, en otros países con gobiernos más reticentes a la penúltima guerra del neocolonialismo.
Según las estadísticas, crece el número de norteamericanos contrarios a la guerra, al mismo tiempo que mengua la popularidad del Presidente. Por su parte, la Unión Europea, a pesar de Aznar y Berlusconi, y con su permanente mediocridad política a cuestas, parece que trata de marcar diferencias para frenar la escalada hacia el ataque. Incluso Solana, a pesar de los pesares, habla de “las semillas de la ruptura” con el hiperimperio.
Ya se que es improbable. Pero, ?qué pasaría si la movilización ciudadana no se acallase con los llamamientos al patriotismo de encefalograma plano? ?Y si, resistiendo la ola de manipulación, resguardados en el pacifismo más elemental, creciera el descontento contra el ataque a Irak? Más aún, ?sería posible que de una vez por todas la Unión Europea se negase a admitir la ley de la sangre por petróleo?
Sobre todo, creo que la clave de todo esto puede residir en que los movimientos pacifistas norteamericanos (ANSWER, HRW, etc.) ganen la batalla de la calle y el debate público. Evidentemente, tenemos motivos sobrados para ser escépticos al respecto; pero siempre he creído que algo se tiene que mover, tarde o temprano, en la patria de Whitman. Me resisto a admitir, aunque a veces es complicado, el estereotipo del abúlico, ignorante o descerebrado norteamericano medio. Esta vez ojalá acierte.
O sea que con un esfuerzo colectivo, apoyando las protestas (15 de febrero, jornada internacional de lucha contra la guerra), y confiando en que la sociedad norteamericana salga de su letargo, todavía hay esperanzas.

Versión en castellano. Publicado en Les Noticies el 24 de enero de 2003.