24 DE MARZO: TODOS A VOTAR
No me cansaré de repetirlo: que los estudiantes participemos en los diferentes órganos universitarios es absolutamente imprescindible. Y, la principal forma de participación, que no la única, es acudir a las urnas a los diferentes procesos de elección de representantes de alumnos a esos órganos. Tradicionalmente tal participación ha sido más bien escasa, por decirlo suavemente. Parece ser que nos hemos acostumbrado a que los índices de participación ronden el 6%, 7% o como mucho el 8%, aunque lo que los alumnos nos estemos jugando sea mucho, nada más y nada menos que nuestro papel en la dirección de la Universidad, y, en definitiva, la defensa de nuestros derechos. El hecho es que hoy por hoy la representación de estudiantes no es dinámica, ni goza de salud democrática. Cuando la representación no se regenera cíclicamente, regeneración que a fecha de hoy no tiene lugar, se producen situaciones enquistadas en las que los representantes entran en un círculo vicioso cuyo primer paso es la falta de presión (que debería ser provocada por los propios estudiantes en exigencia de rendimiento de cuentas, o por la positiva competencia, que en la actualidad brilla por su ausencia, entre candidaturas de diverso sentido), ausencia de presión a la que sigue un posterior acomodamiento, inactividad, dejadez de funciones, e incluso hay quién aparece en este caldo de cultivo dispuesto a sacar partido personal, pescando en río revuelto; todo ésto genera una desconfianza representante – representado, tan perjudicial como lógica a tenor de los hechos, en determinados casos. Y, por otra parte, cuando un representante no es representativo carece del respaldo necesario para hacer que el papel de los estudiantes sea tenido en cuenta como se merece, y es entonces inevitable que los estudiantes quedemos relegados a un segundo plano.
El próximo día 24 de marzo más de 40.000 universitarios tenemos derecho a voto en las elecciones de las que saldrán nuestros 110 representantes en el Claustro Universitario, que es el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria, y en el que los Estatutos de la Universidad reservan al colectivo estudiantil un 27,5% de su composición total. De sobra sabemos que la mayoría de los estudiantes desconocen cómo funcionan, qué son y para qué sirven los órganos universitarios. Desde Aulas se intenta acercar la realidad de cada día de la Universidad a todos los estudiantes universitarios, y en este esfuerzo se ha venido informando de la situación, composición y funcionamiento de los diferentes órganos universitarios. Sin embargo, es necesario que los alumnos se interesen por su Universidad, cómo y en qué medida les afectan todas las decisiones adoptadas desde la dirección y los órganos de la institución.
Si algunos, o mejor dicho muchos de nuestros representantes no ejercen como debieran su función, en nuestras manos está la decisión de cambiarlos, de forma que la anterior radiografía de los problemas de la representación de los estudiantes tendrá, seguro, un punto de inflexión si se incrementan notablemente los índices de participación, y, por extensión, el interés de los estudiantes. El día 24 podremos decidir muchas cosas y entre éllas la protección de nuestros legítimos intereses y nuestro papel en la Universidad. Y, no nos llevemos a enga?o, dicho papel será el que los propios estudiantes queramos que sea.
El próximo día 24 de marzo más de 40.000 universitarios tenemos derecho a voto en las elecciones de las que saldrán nuestros 110 representantes en el Claustro Universitario, que es el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria, y en el que los Estatutos de la Universidad reservan al colectivo estudiantil un 27,5% de su composición total. De sobra sabemos que la mayoría de los estudiantes desconocen cómo funcionan, qué son y para qué sirven los órganos universitarios. Desde Aulas se intenta acercar la realidad de cada día de la Universidad a todos los estudiantes universitarios, y en este esfuerzo se ha venido informando de la situación, composición y funcionamiento de los diferentes órganos universitarios. Sin embargo, es necesario que los alumnos se interesen por su Universidad, cómo y en qué medida les afectan todas las decisiones adoptadas desde la dirección y los órganos de la institución.
Si algunos, o mejor dicho muchos de nuestros representantes no ejercen como debieran su función, en nuestras manos está la decisión de cambiarlos, de forma que la anterior radiografía de los problemas de la representación de los estudiantes tendrá, seguro, un punto de inflexión si se incrementan notablemente los índices de participación, y, por extensión, el interés de los estudiantes. El día 24 podremos decidir muchas cosas y entre éllas la protección de nuestros legítimos intereses y nuestro papel en la Universidad. Y, no nos llevemos a enga?o, dicho papel será el que los propios estudiantes queramos que sea.
Publicado en el Informativo Universitario Aulas, marzo de 1999.
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