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5.6.08

COSTES (RAZONABLES) QUE HAY QUE ASUMIR


En los últimos meses viene debatiéndose con especial intensidad sobre los diferentes proyectos de instalación de nuevas centrales de generación eléctrica, así como sobre las líneas de alta tensión destinadas a dar salida a la producción eléctrica en Asturias. Muchos proyectos están sobre la mesa en un mismo periodo de tiempo, lo que permite una viva discusión al respecto. En una breve enumeración que no pretende ser exhaustiva, cabe recordar las propuestas de centrales de ciclo combinado que se barajan, se tramitan o se construyen, para La Pereda (Mieres), Lada (Langreo), El Musel (Gijón) o Soto de Ribera (Ribera de Arriba), siendo éstas las que, a tenor de las sucesivas informaciones periodísticas aparecidas, más posibilidades tienen de convertirse en realidad a corto o medio plazo, cuando no está ya en marcha su construcción (caso de la emplazada en Soto de Ribera). Por otra parte, la planta regasificadora de El Musel guarda una indudable relación con aquéllas, puesto que las centrales de ciclo combinado se abastecerán de gas para la generación eléctrica, de modo que el menor coste de transporte ofrece una posición favorable para su efectiva implantación. Y, en estrecha relación, la tan traída y llevada tramitación de las líneas de alta tensión Soto-Penagos y Lada-Velilla también es de capital importancia por cuanto mediante éstas se pretende evacuar el mayor excedente de producción energética que se prevé en el futuro.

La cosa no sólo va en serio, como atestigua la presencia en los diferentes proyectos de las principales empresas eléctricas (Endesa, Iberdrola o HC Energía, por ejemplo), sino que se corresponde con un importantísimo hito en el desarrollo industrial asturiano. Asturias ya es una región en la que se genera más electricidad de la que se consume, como resultado principalmente de la actividad de las centrales térmicas y de nuestra histórica vinculación con la minería del carbón. Pero ahora nuestro parque de generación eléctrica muda parcialmente en sus fuentes, porque se sumarán las centrales de ciclo combinado y, aunque con una incidencia todavía menor, la energía eólica en el Occidente asturiano, sin olvidar el mantenimiento de la producción hidroeléctrica. Es decir, se subraya la relevancia de Asturias en el sector energético, con un cambio en la tecnología y fuentes principales utilizadas, pero profundizando en la característica histórica de la región como foco de generación.

Obviamente, un proceso de este calado no es del todo pacífico, lo que resulta inevitable, y algunos colectivos ciudadanos de diversa índole han mostrado sus reticencias por el peaje medioambiental que puede suponer esta tendencia. A esto se suman los importantes problemas que ha experimentado la prolongada tramitación de las líneas de alta tensión Soto-Penagos y Lada-Velilla, pronunciamientos judiciales incluidos. Cabría decir, que, de antemano, puede comprenderse que muchos vecinos no deseen que cerca de su casa se instale una central de ciclo combinado, la regasificadora, una subestación eléctrica o que pase por las inmediaciones una línea de alta tensión. Pero, siempre que se cumpla con la no poco restrictiva normativa de protección medioambiental y se ofrezcan las garantías suficientes, no parece razonable limitar la capacidad que puede demostrar Asturias para mantener un fuerte tejido industrial en lo que atañe a la generación eléctrica. No cabe aferrarse al erróneo planteamiento de que “se produzca donde se consuma” en clave incluso regional, porque supone una negación de la necesaria especialización en todos los ámbitos (también el territorial) y en su visión extrema conduce a la fracasada estrategia de la autarquía. Además, siendo la medioambiental una inquietud digna de ser considerada, aunque en el caso de los ciclos combinados la principal desventaja es que la fuente energética no es renovable (el gas), su eficiencia energética es mayor que la de las centrales térmicas y las emisiones contaminantes son menores. Mientras que las energías renovables no hayan crecido lo suficiente como para representar una porción mayoritaria de la producción energética –lo que llevará su tiempo-, no caben posturas maximalistas e inflexibles ante la oportunidad de desarrollo que se presenta con la implantación de las centrales de ciclo combinado.

En un momento en el que la suficiencia energética en Europa es una cuestión de primer orden y en el que es preciso incrementar la generación eléctrica –con el menor impacto medioambiental posible- por el aumento de población y el crecimiento económico, desaprovechar las ventajas comparativas de Asturias y dejar pasar este tren sería una temeridad. Con las razonables cautelas, es de esperar que en esta disyuntiva puedan confluir y armonizarse dos criterios que en Asturias hasta ahora hemos manejado razonablemente bien: la protección medioambiental (somos la región con más espacios protegidos sobre el total del territorio, y con normas suficientemente garantistas en muchos ámbitos, por ejemplo el urbanístico); y la potenciación de nuestro carácter de región puntera en el sector energético.
Publicado en Fusión Asturias. Mayo de 2008.