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14.7.11

CON DONOSTIA

Me han sorprendido y desagradado amargamente las reacciones a la reciente decisión del Comité de Selección de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016 de proponer el nombramiento de San Sebastián para este reconocimiento. Hemos visto, procedentes de diversas fuentes, incluyendo algunos responsables municipales de las ciudades competidoras, declaraciones destempladas, valoraciones cargadas de recelo e interpretaciones de lo más disparatado sobre la resolución del jurado. Por supuesto, no han faltado a su cita con la cizaña –encuentro que es práctica habitual en algunos- los artífices de la fallida candidatura de Oviedo a esta distinción, que, lejos de analizar con el detenimiento debido las carencias de su proyecto y los errores de enfoque que la hicieron inviable, continúan dedicándose a echar la culpa al empedrado, blandiendo supuestas conspiraciones y que, en algún lamentable caso, sacan ahora a relucir las cansinas controversias nacionales y territoriales. Nada nuevo bajo el sol, porque buscar falsos enemigos externos para justificar o encubrir los defectos propios viene siendo marca de la casa en el gobierno local y todo lo que lo rodea. Es una táctica socorrida a la que, por lo que se ve, otros también recurren, algunos con tremenda saña.
Es alucinante que a estas alturas alguien trate de cuestionar la trayectoria cultural y ciudadana de San Sebastián. Sólo desde la mezquindad o la ignorancia pueden minusvalorarse sus activos, su apuesta por programaciones que guardan perfecta coherencia entre lo popular y lo avanzado, sus equipamientos culturales de referencia, la enorme proyección que ha alcanzado gracias a eventos, festivales o celebraciones tradicionales y, sobre todo, la vitalidad social que la recorre y que explica la fuerza de esta ciudad. Sobre esta excelente base, bajo el impulso del socialista Odón Elorza, que ha sido un magnífico Alcalde –también en tiempos mucho más difíciles- de labor sobradamente reconocida, la candidatura presentada bajo el título “Olas de energía ciudadana” responde fielmente, según la valoración del jurado, al objetivo de la iniciativa comunitaria, tratando de ir más allá de un recopilatorio de actividades más o menos hilvanadas, aunando actividad cultural con desarrollo socioeconómico, promoción de valores cívicos, impulso a la conciencia medioambiental y solidaria, etc. Nada hay que objetar al Comité de Selección, que, no sobra recordarlo, está compuesto mayoritariamente (7 de sus 13 integrantes) por personas nombradas por las instituciones europeas y que merece un respeto antes de situarlo gratuitamente en el descrédito o en la arbitrariedad, como se ha pretendido.
Algunas cosas preocupantes quedan de manifiesto a resultas de la polémica que se vive estos días. El grado de radicalidad y cerrazón que revela la furibunda respuesta significa que no pocos pretendían, directamente, excluir a una ciudad únicamente por el resultado electoral, sin importar que Bildu sea una coalición política legal o que el nuevo Alcalde de San Sebastián esté haciendo esfuerzos por mostrarse moderado y cuidadoso, a pesar de las diatribas en su contra. Esperemos que esta dinámica de envilecimiento ni sea alimentada ni quede sin reproche, porque otorgar réditos a la discordia y la discriminación conduce siempre a pendientes peligrosas. Llama también la atención que se acuse de antemano al Alcalde donostiarra de la potencial utilización partidaria del éxito obtenido y de las oportunidades que vienen aparejadas, cuando quien esgrime este argumento hace, precisamente, uso de la derrota con singular parcialidad; en nuestra realidad local, no hay más que rememorar las maniobras del gobierno municipal para acusar a diestro y siniestro de un complot contra su candidatura, precisamente evidenciando un sectarismo mayúsculo –y poco sentido del ridículo- con sus afirmaciones.
Lo que toca, por un mínimo de elegancia y justicia, es reconocer nuestra sana envidia, descubrirse y aprender de Donostia en las cosas positivas que tiene de ejemplo, que son muchas.




Publicado en Oviedo Diario, 2 de julio.

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