CONTRA EL POPULISMO

El pasado 22 de mayo en Asturias se ha producido un fenómeno político que se sustenta en buena medida en esa tendencia involutiva, que no es en absoluto desconocida, aunque sí relativamente nueva en nuestra Comunidad en términos electorales, y que cuenta con multitud de ejemplos europeos de preocupante ascenso, reflejados en una diversidad de líderes que van desde Umberto Bossi a Timo Soini, pasando por Marine Le Pen, Nick Griffin o Geert Wilders. Una proliferación que no es casual ni pasajera, que no perjudica precisamente a los poderes económicos dominantes y que tiene singularidades en cada país, pero que comparte algunos elementos comunes en estilo y técnica. Entre otros la ausencia de programa solvente que trascienda a un ramillete de ideas elementales; la invocación del resquemor como motor e incentivo; el carácter unificador que el liderazgo personal tiene sobre un movimiento heterogéneo; la abusiva invocación de conceptos abstractos, empezando por algunos de añejas resonancias como el de patria o nación, de los que se hace un uso interesado y sectario; o la enésima proclamación de la muerte de las ideologías. Anuncio, por cierto, muy querido en España por el conservadurismo de viejo cuño, desde la Alianza Popular de los “siete magníficos” a quien fue uno de sus herederos políticos, aspirante a continuador de la saga (con bríos renovados, como hemos visto) y probable nuevo Presidente del Principado de Asturias.
Habrá tiempo y multitud de analistas cualificados para diseccionar las razones que han llevado al triunfo en las urnas del FAC y las notas definitorias del cambio sustancial que han conseguido provocar en las preferencias de los votantes. A primera vista, entre sus múltiples causas, destaca la combinación de rasgos habituales de la derecha española más clásica, significativa electoralmente y aunque no mayoritaria sí muy movilizada, con la adecuada sintonización con los nuevos –y fuertes- aires del sensacionalismo político rampante, que le han permitido ensanchar el espectro de potenciales apoyos. Todo ello revestido de un supuesto regeneracionismo mal entendido, del que sólo parecen extraer –siguiendo la vieja y deformada interpretación- la entrada en liza del “cirujano de hierro”, personificado en este caso en un antiguo conocido de la política asturiana.
Publicado en Oviedo Diario, 28 de mayo de 2011.
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