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7.2.11

RAFAEL FERNÁNDEZ O EL SENTIDO DEL DEBER


Bajo los auspicios de la Fundación José Barreiro se ha celebrado recientemente en Oviedo un homenaje a Rafael Fernández Álvarez, fallecido el 18 de de diciembre 2010 y persona que, con su trayectoria vital, encarnaba como pocos las circunstancias difíciles del pasado siglo, la lucha por los ideales de progreso social y el ansia de libertad y concordia. El que fuera líder de las Juventudes Socialistas de Asturias, una vez iniciada la Guerra Civil tuvo que asumir funciones ejecutivas con apenas 23 años en el Comité Provincial del Frente Popular en Asturias, pasando a ser, posteriormente, responsable de Hacienda del Consejo Interprovincial de Asturias y León, órgano creado para dar continuidad a la actividad de gobierno y a la legalidad republicana en la difícil situación de guerra y que dio paso en sus semanas finales a la fugaz experiencia del Consejo Soberano de Asturias y León, en el que ocupó la Consejería de Justicia y Orden Público. Vivió en primera persona dos de los momentos más trágicos de la derrota republicana –acontecimientos de gran intensidad dramática- uno con la angustiosa salida del puerto del Musel en la caída del Frente Norte y otro con el éxodo en tropel hacia la frontera francesa ante la ocupación de Cataluña por las fuerzas militares sublevadas. Tras el largo exilio en México y pese a haber alcanzado una situación personal estable y acomodada, a petición del PSOE regresó a Asturias para contribuir a la reorganización de la FSA y para, demostrando un elevado sentido institucional y gran capacidad de diálogo, pilotar la construcción política y administrativa de la Comunidad Autónoma, primero encabezando el Consejo Regional de Asturias y después como primer Presidente del Principado de Asturias, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, hasta las primeras elecciones a Junta General celebradas en 1983. Culminó su vida política, antes de su retiro, ejerciendo las responsabilidades de Senador y Presidente del Consejo de Comunidades Asturianas, no en vano su experiencia de expatriado le hacía conocedor directo de las circunstancias de los asturianos en el exterior y sensible a un fenómeno, el emigratorio, que forma parte consustancial de la historia reciente de Asturias.
El reconocimiento unánime a la memoria de Rafael Fernández por parte de la sociedad asturiana, los medios de comunicación y los representantes políticos es, sin duda, una muestra de la altura política de su figura. La participación en el citado acto de homenaje, con sus palabras o su presencia, de los sucesivos Presidentes del Principado de Asturias y del propio Secretario General de la FSA-PSOE, organización de la que Rafael Fernández era Presidente honorífico, constituye una muestra de la trascendencia que se le otorga. Tampoco se debe olvidar su condición de activo ovetense, que contribuye a enriquecer la pluralidad política del conjunto de personalidades que han ocupado un lugar destacado en la conformación de la historia de nuestro municipio; es especialmente necesario subrayar este aspecto cuando el discurso histórico oficial que pretende establecerse sobre nuestra ciudad tiene un sesgo excluyente en el que se subestima el papel de las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales.
Sobre todo, el recuerdo de Rafael Fernández debe servir para reivindicar, en estos tiempos difíciles en los que todo está en cuestión, dos aspiraciones y orientaciones que guiaron su proceder. Por un lado, la voluntad de consolidar las instituciones y el autogobierno de los asturianos, a través de un modelo autonómico en el que pueda tener reflejo la capacidad de decidir sobre muchos de los aspectos que nos afectan, en un marco Estatal y constitucional en el que actuar leal y equilibradamente. Por otro lado, y de forma principal, el valor del compromiso personal, el sentido del deber y la participación política como activos para, en la medida de nuestra posibilidades, contribuir al desarrollo democrático de Asturias y a que la sociedad sea protagonista de su propio destino.

Publicado en Oviedo Diario, 29 de enero de 2011.