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30.10.11

OBLIGADOS A ENTENDERSE Y A TOMAR DECISIONES

Estos días estamos asistiendo a una prueba de fuego para los grupos municipales en el Ayuntamiento de Oviedo, en el nuevo marco político surgido de las elecciones del pasado 22 de mayo, sin mayorías absolutas y con un gobierno local que no cuenta con apoyos suficientes en el Pleno para imponer su criterio. La disyuntiva para los concejales viene de la mano del proceso de aprobación de las Ordenanzas Fiscales para el próximo año, cuyo contenido es determinante para presupuestar los ingresos del ejercicio y, por lo tanto, para conocer los recursos con los que podrá contar la administración municipal para desarrollar sus políticas y costear los servicios públicos locales. La certeza de que el proyecto presentado por la Junta de Gobierno local puede ser sustancialmente modificado, introduce una dinámica desconocida en todos estos años de mandato del actual Alcalde, porque obliga al grupo mayoritario a negociar si quiere garantizarse la aprobación de las Ordenanzas y permite a los grupos de la oposición formular sus enmiendas con verdaderas opciones de que sean introducidas en el texto definitivo

Hasta ahora, el debate sobre las Ordenanzas Fiscales (y sobre tantas otras cosas) tenía únicamente el valor –que tampoco es desdeñable- de representar las diferentes posiciones en liza, desplegando un mayor o menor grado de destreza en la exposición de los argumentos y en la recolección de apoyo ciudadano, a sabiendas de cuál iba a ser el resultado final y el sentido del voto de cada uno. Ahora la cosa va mucho más en serio, porque de la decisión que cada grupo adopte dependerá la política fiscal local y, dentro del margen de decisión municipal, la exigencia de esfuerzo fiscal a los ciudadanos y el modo en el que se reparte esta carga. Todo éllo en un contexto endiabladamente difícil, en el que las administraciones públicas hacen frente a enormes dificultades para reducir su deuda –o al menos para no engordarla más-, en el que la precariedad de las políticas públicas está teniendo su efecto en las débiles expectativas de recuperación económica y en el que la gran mayoría de los ciudadanos encontrarían impedimentos significativos para aportar más recursos a través de los tributos.

Así las cosas, en este escenario lo que sobran son posiciones sostenidas en un contexto político y económico que no es el que vive ahora el Ayuntamiento de Oviedo. De nada servirá a los ciudadanos que los grupos municipales funcionen con el piloto automático y reproduzcan la dinámica de confrontación si el resultado es la imposibilidad de aprobar las Ordenanzas Fiscales para el próximo ejercicio, opción que incluso se ha dejado caer y que preludiaría una etapa de parálisis institucional municipal, con mayor sensación de desgobierno, si cabe. Al PP, como grupo mayoritario, no puede pasársele por cabeza la posibilidad de retirar el proyecto si éste sufre alteraciones de fondo en su trámite y, a la par, debería pensar seriamente en ofrecer posibilidades de acuerdo para introducir en lo posible las principales propuestas que le formulan los grupos de la oposición. En este frente, a su vez, debe primar la responsabilidad y no el oportunismo, porque por primera vez en mucho tiempo tienen la sartén por el mango y no es momento para la teatralidad o el vértigo, sino para demostrar responsabilidad y solvencia política. En este sentido, es alentadora la sólida posición que viene adoptando el Grupo Municipal Socialista, admitiendo –frente a las tentaciones demagógicas que otros manejan- que una política de congelación de tributos locales no resultaría seria y depararía importantes aprietos para la sostenibilidad de los servicios locales, planteando al mismo tiempo que cualquier incremento impositivo no debe superar por lo general el IPC y poniendo a su vez encima de la mesa objetivos prioritarios en el programa que el PSOE ha venido defendiendo en el Ayuntamiento desde mucho tiempo atrás: el control de los servicios privatizados y su coste, la utilización de la política fiscal local para incentivar la actividad económica y la distribución de la carga fiscal con criterios de justicia social.

El nuevo tiempo que se ha abierto en la vida política local es ciertamente interesante, pero también viene cargado de riesgos. De la capacidad de todos los representantes de los ovetenses para estar a la altura tendremos pruebas, en un sentido o en otro, en las semanas venideras.

Publicado en Oviedo Diario, 22 de octubre de 2011.

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