Blog de artículos publicados en medios de comunicación.

3.3.10

VENDEN OVIEDO A CACHOS


No cabe duda de que la propuesta sometida, según los medios de comunicación, a negociación personal entre el Alcalde de Oviedo y el constructor expropiado de Villa Magdalena es heterodoxa y arriesgada; algo así como paz (judicial) por territorios, pero en sentido literal. Para ponernos en antecedentes, cabe recordar que pesa sobre el Ayuntamiento de Oviedo la amenaza de que la expropiación del palacete situado en la Avenida de Galicia se convierta en una catástrofe económica para las arcas municipales porque, a los más de 11 millones de euros que ya se han abonado por el justiprecio y los intereses tras un largo proceso judicial (la valoración inicial de la Administración expropiante se quedó imprudentemente en 3,1 millones de euros), se suma la solicitud de retasación efectuada por el expropiado, que eleva la valoración del bien hasta 63 millones de euros, a determinar en el correspondiente procedimiento administrativo instado. Ahora que el agua le llega al cuello al Gobierno local, es también pertinente apuntar que la posibilidad de retasación del bien se debe únicamente a que el Ayuntamiento de Oviedo, al iniciar el proceso judicial relativo al justiprecio expropiatorio, no consignó como es exigible legalmente la cuantía establecida por el Jurado Provincial de Expropiación, pese a que, como se ha divulgado, la entonces Comisión de Gobierno municipal acordó que se procediese a dicha consignación, lo que no se llegó a efectuar; es decir, además de la responsabilidad política derivada de este infeliz proceso, también se podría determinar la existencia de responsabilidades de orden patrimonial en el Concejal a quien correspondía dar cumplimiento a aquel acuerdo no ejecutado.
Ante este panorama, el Alcalde, bien dotado para el escapismo, busca y rebusca alternativas que le eviten cargar con las consecuencias del embrollo en el que él mismo se ha metido. Dando rienda suelta a la creatividad jurídica, se está gestando, con intercambio escrito de propuestas según se ha revelado, pero sin transparencia ni debate en los órganos municipales, un convenio expropiatorio en virtud del cuál, a cambio de la renuncia del expropiado a la posible retasación, se le compensaría con una concesión directa (¿o incluso enajenación?) de bienes municipales, concretamente subsuelo de las calles Uría, Toreno y el Paseo de los Álamos para construir un parking, e incluso barajando la transmisión a su favor (¿forzada previo rescate o auspiciada por el Ayuntamiento por medios oficiosos?) del ya existente en La Escandalera por los actuales concesionarios. A primera vista la fragilidad de la operación es notable, ya que conviene preguntarse con qué criterios y en cuánto se va a determinar la deuda potencial del Ayuntamiento derivada de la solicitud de retasación que se canjeará; cómo se va a justificar la concesión o venta directa (en este caso previa desafectación) del subsuelo; cómo se van a modificar ad hoc los posibles usos en la planificación urbanística, para permitir la explotación del aparcamiento, sin incurrir en desviación de poder (causa de infracción del ordenamiento jurídico), etc.
La pirueta es, por lo tanto, de nota. Pero más allá del seguimiento de esta nueva variante del culebrón, algunas cosas vuelven a quedar claras sobre el proceder del Gobierno local y sus consecuencias. Por un lado, el riesgo para el Campo San Francisco, que está en el tesoro sentimental de todos los ovetenses, es significativo si las obras alcanzan a su subsuelo; por otro lado, se constata la apuesta por soluciones cada vez más extremas y de cuestionable consistencia jurídica para amparar esta clase de decisiones; y por último, la alternativa basada en ofrecer, casi a la desesperada, la utilización o incluso venta del subsuelo, en una vuelta de tuerca más de la descapitalización del Ayuntamiento, de salir adelante tendrá réplicas en una nueva oleada privatizadora municipal. Liquidada la gestión pública de los servicios, laminadas las bolsas de suelo municipal, agotada la vía fundamentada en la utilización de los aprovechamientos urbanísticos como fuente de ingresos, se buscan nuevos activos con los que seguir insuflando artificialmente aire a la espiral de gasto municipal –dirigida a destinos de lo más variopinto- en un Ayuntamiento endeudado hasta las cejas.

Publicado en Oviedo Diario, 27 de febrero de 2010.