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9.12.08

NO TIENE NADA MÁS QUE OFRECER





Creo que no pocos ovetenses se empiezan a preguntar por qué Gabino de Lorenzo no ha decidido aún abandonar sus responsabilidades como Alcalde. No acude a buena parte de los Plenos, y cuando lo hace, o actúa exhibiendo un profundo autoritarismo (con excelentes aprendices entre su Equipo de Gobierno), o se ausenta cuando el derrotero del debate le disgusta. No recibe a las asociaciones, entidades y ciudadanos que quieren trasladarle directamente sus inquietudes, pese a que el tamaño y población de Oviedo permitiría un trato directo en muchas ocasiones. No convive en la ciudad con el resto de sus habitantes, pues apenas se deja ver y son frecuentes sus estancias en su residencia de Benia de Onís. No habla con la inmensa mayoría de los medios de comunicación ni se somete a entrevistas abiertas y libres, torciendo el gesto ante cualquier iniciativa de libre expresión y fomento del debate público que se plantee desde la sociedad civil. No muestra capacidad de iniciativa ni de propuesta. No realiza un seguimiento de la gestión municipal. No tiene ideas –ni nuevas, ni viejas- para afrontar los problemas de la ciudad.

No le atrae ni la política, ni la justa liza democrática, ni la gestión de la cosa pública. Cuando se tratan las cuestiones que afectan a la ciudad, no puede impedir mostrarse abúlico y desganado. Las pasiones que pueda tener están bien lejos del deseo de trabajar por una ciudad mejor. Le aburre el Ayuntamiento. Se ha cansado de ser Alcalde: ni le ilusiona ni le suscita mayor inquietud intelectual.

Por otra parte, sea por falta de cultura democrática ab initio o por un prolongado exceso de poder, cada vez tolera peor las críticas, y ha alentado, conscientemente, un deterioro de la convivencia política local sin precedentes. El sentido del humor que pudiera tener, si alguna vez fue algo más agudo, hoy se ha transformado en burdo y grosero.

A esto debemos unir una larga lista de incumplimientos, errores de cálculo y mala planificación. Aunque la memoria es frágil, muchos no olvidan las promesas dadas y defraudadas: el metro de Oviedo, la playa urbana del Parque de Invierno, el centro juvenil de Pumarín, el bulevar de Muñoz Degrain, el Palacio de las Artes en la parcela del Vasco, la Facultad de Bellas Artes en la parcela del Vasco, el nuevo Ayuntamiento en la parcela del Vasco, el centro social en la parcela de Buenavista, el centro de juventud en La Corredoria, el circuito de karting en Olloniego, el vial entre La Florida y Las Campas, las losas sobre la Ronda Sur y la entrada de Oviedo, el consejo municipal de inmigración, la glasnost de la que hablaban en el pasado mandato (nunca llevada a la práctica), la promesa de no dejar en el olvido las políticas sociales, etc. Y lo que hasta ahora eran puntos fuertes de su gestión, lo que la ciudadanía valoró más positivamente y que hasta ahora le ha permitido gestionar los réditos de aquellos éxitos, comienza también a convertirse en origen de problemas: farolas parcialmente apagadas, baldosas rotas, deslucimiento general del casco urbano, obras empantanadas, taludes sempiternos, etc.

Así las cosas, el único revulsivo que parece encontrar el Alcalde para justificar la actual situación de crisis de su modelo político y de gestión, es la táctica del agravio comparativo y el manido cerco a Oviedo. Aunque el discurso victimista y bronco, de confrontación con los gobiernos del Principado de Asturias y del Estado, tiene su público, difícilmente puede permitir desviar la atención o reorientar las críticas, en parte porque es manifiestamente infundado. Además, la gente espera de un Alcalde y de su equipo que se dediquen a gobernar, que sean capaces de encontrar soluciones que mejoren la calidad de vida y los servicios públicos locales. No quieren a alguien que se dedique a echar la culpa de los problemas a los demás, a escurrir el bulto y buscar permanentemente en las supuestas ofensas de otros la causa de todos los males.
Llegados a este punto, es preciso que el principal protagonista de esta deriva, el Alcalde de Oviedo, tome finalmente la decisión que permitiría pasar página en la vida política local y reorientar la actividad del Ayuntamiento: dimitir.

Publicado en Oviedo Diario, 29 de noviembre de 2008.

1 Comments:

Blogger Daniel said...

Y un personaje, con muy pocas habilidades sociales, como Gabino de Lorenzo y con serias dudas acerca de su honradez. Por que es alcalde tanto tiempo en Oviedo. A parte de contar bien las cosas, nos falta un poco de autocritica. No te parece?Saludos.

22:18

 

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