VERSIÓN OFICIAL
Alguna mente calenturienta ha decidido recrear una
supuesta contabilidad B del Partido Popular. A modo de los viejos contables con
manguitos y sobre un cuaderno de los que sólo un repeinado tesorero chapado a
la antigua utilizaría hoy, se han inventado centenares de apuntes, con nombre y
apellidos, entradas y salidas, en riguroso orden. El fabulador de la caja
oculta ha ideado un ficticio y complejo universo de dádivas, sobresueldos y
ayuditas a la cúpula dirigente del partido hegemónico, para dar la falsa
impresión de continuidad en la práctica, como si estuviese en la esencia misma
de la fuerza política concernida. Si da la casualidad de que alguno de los
apuntes es reconocido como cierto por el interesado al que se cita, es fruto
del azar, de la suerte del conspirador o del despiste del aludido. Porque salvo alguna cosa –ya lo dijo el Presidente- es todo completamente falso y producto
del intento de dañar al Partido Popular y a España, valga la redundancia.
Si
los periódicos que han recibido clandestinamente esta información le dan
credibilidad con su publicación, sólo se debe a la profunda crisis de identidad
de los medios, dispuestos a enturbiarlo todo, a servir a intereses espurios o a
roer el hueso de un escándalo prefabricado para vender unos cuantos ejemplares.
Procede demandar, querellarse, amenazar a quien divulgue, replique o cite; es
justo y necesario detener la propagación, evitar que la opinión pública caiga
en el error de atar supuestos cabos.
Nadie en su
sano juicio puede creer que haya dinero procedente de fuentes desconocidas
entrando en una tesorería opaca del PP o que contratistas y constructores de
toda condición, grandes y medianos, hagan repetidas donaciones que no sean las
estrictamente legales. Que haya una relación entre el ex tesorero del PP, sus
supuestas cuentas y la trama Gürtel es,
evidentemente, pura coincidencia. Tanta casualidad como la que hizo confluir a
Álvaro Pérez en el backstage de los
mítines; a Francisco Correa en la boda de Alejandro Agag; al jaguar de Luis
Sepúlveda en el garaje de la casa de Ana Mato. Ya se sabe que uno nunca sabe
con quién trata y no hay quien no corra el albur de cruzarse en el ascensor con
alguna manzana podrida.
No
debe haber cuidado ni zozobra. Se darán las explicaciones pertinentes, porque
todo está muy claro, salvo alguna cosa. Y esa cosa se aclarará con la auditoría
interna y externa, que se repetirá cuantas veces haga falta. Y con lo que se
haya declarado -¡todo verdadero!- al fisco. Con eso, todos contentos. El
Gobierno podrá seguir reformando y aplicando las medidas que hay que aplicar. La
vida seguirá, mañana será otro día y ya se sabe que las noticias de ayer
envuelven el pescado de hoy. Todo esto pasará y se olvidará.
Salvo
alguna cosa.
Publicado en Oviedo Diario, 9 de febrero de 2013.
Etiquetas: corrupción, Gobierno de España, PP, transparencia
1 Comments:
Buen post un saludo
17:39
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